Página 608 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
Si las órdenes del Capitán, dadas en las reglas trazadas para los
que yerran, han sido seguidas estrictamente, entonces se ha de dar
un paso hacia adelante: contarlo a la iglesia, y dejar que se decida
el caso según las Escrituras. Entonces el cielo ratificará la decisión
hecha por la iglesia al borrar de su registro el nombre del miembro
ofensor si no se arrepiente. Si no se han dado esos pasos, cerremos
los oídos a las quejas, y neguémonos a admitir oprobio contra nuestro
prójimo. Si nadie lo recibiese, pronto cesarían las malas lenguas;
porque las tales personas no hallarían un campo tan favorable en el
cual obrar para morderse y devorarse unas a otras.
La selección de dirigentes
El apóstol Pablo escribió a Tito: “Por esta causa te dejé en Creta,
para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas,
así como yo te mandé: el que fuere sin crimen, marido de una mujer,
que tenga hijos fieles que no estén acusados de disolución, o con-
tumaces. Porque es menester que el obispo sea sin crimen, como
dispensador de Dios”
Tito 1:5-7
. Sería bueno que todos nuestros
ministros prestasen atención a estas palabras, y no designasen apre-
suradamente a quienes han de desempeñar los cargos pues no deben
hacerlo sin la debida consideración y mucha oración para que Dios
por su Espíritu Santo les indique a quién aceptará.
Dijo el apóstol inspirado: “No impongas de ligero las manos a
ninguno”.
1 Timoteo 5:22
. En algunas de nuestras iglesias la obra de
organizar y ordenar a los ancianos ha sido prematura; se ha pasado
por alto la regla bíblica y por consiguiente la iglesia ha sufrido
dificultades graves. No debe haber tanto apresuramiento en elegir
a los dirigentes, como para ordenar a quienes no están en manera
alguna preparados para la obra de responsabilidad, a saber, hombres
que necesitan ser convertidos, elevados, ennoblecidos y refinados
antes que puedan servir a la causa de Dios en cargo alguno.
La red del Evangelio prende a buenos y malos. Se requiere
tiempo para que se desarrolle el carácter; se necesita tiempo para
aprender lo que son realmente los hombres. Debe considerarse la
familia de la persona sugerida para un cargo. ¿Le están sujetos sus
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miembros? ¿Puede regir su casa con honra? ¿Qué carácter tienen sus
hijos? ¿Harán honor a la influencia del padre? Si él no ejerce tacto,