Página 684 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (1998)

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Los misterios de la Biblia son pruebas de su
inspiración
“¿Alcanzarás tú el rastro de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección
del Todopoderoso?” “Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como
son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más
altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos”. “Yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada hay a
mí semejante; que anunció lo por venir desde el principio, y desde
antiguo lo que aun no era hecho”
Job 11:7
;
Isaías 55:8, 9; 46:9, 10
.
Es imposible para las mentes finitas de los hombres comprender
plenamente el carácter o las obras del Infinito. Aun para el intelecto
más aguzado, para la mente más poderosa y altamente educada, este
Ser santo debe permanecer siempre vestido de misterio.
El apóstol Pablo exclama: “¡Oh profundidad de las riquezas de
la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles son sus
juicios, e inescrutables sus caminos!” Pero aunque “nubes y tinieblas
están alrededor de él”; “justicia y juicio son el asiento de su trono”
Romanos 11:33
;
Salmos 97:2; 89:14 (VM)
. Podemos comprender su
trato con nosotros, y los motivos que le impulsan, hasta el punto de
discernir el amor ilimitado y la misericordia unidos al poder infinito.
Podemos comprender sus propósitos en la medida en que nos resulta
benéfico conocerlos; y fuera de esto debemos seguir confiando en el
poder del Omnipotente, el amor y la sabiduría del Padre y Soberano
de todos.
Como el carácter de su Autor divino, la Palabra de Dios presenta
misterios que no podrán nunca ser plenamente comprendidos por
los seres finitos. Dirige nuestra mente al Creador, “que habita en
luz inaccesible”.
1 Timoteo 6:16
. Nos presenta sus propósitos, que
abarcan todas las edades de la historia humana, y cuyo cumplimiento
se alcanzará únicamente en los siglos sin fin de la eternidad. Lla-
ma nuestra atención a temas de infinita profundidad e importancia
concernientes al gobierno de Dios y el destino del hombre.
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