¿Seremos hallados faltos?
101
para seguir a espíritus seductores y a doctrinas de demonios. No
disciernen el espíritu que se ha apoderado de ellos.
El olvido de honrar a Dios
Aquel que ve debajo de la superficie, que lee en los corazones
dice así de aquellos que han tenido grandes luces: “No se afligen ni
se sorprenden de su estado moral y espiritual.” “Y pues escogieron
sus caminos, y su alma amó sus abominaciones, también yo escogeré
sus escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y
nadie respondió; hablé, y no oyeron; antes hicieron lo malo delante
de mis ojos, y escogieron lo que a mí desagrada.” “Por tanto, pues,
les envía Dios operación de error, para que crean a la mentira;” “por
cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” “antes
consintieron a la iniquidad.”
Isaías 66:3, 4
;
2 Tesalonicenses 2:11,
10, 12
.
El Maestro celestial preguntó: “¿Qué engaño más grave puede
seducir la mente que el aseverar estar construyendo sobre un buen
fundamento y que Dios acepta vuestro trabajo, cuando en reali-
dad estáis haciendo muchas cosas conforme a las ideas del mundo,
pecando contra Jehová? Es un gran extravío, y una alucinación fas-
cinante que se apoderan de las mentes, cuando los hombres que
han conocido la verdad, adoptan la forma de la piedad en vez de su
espíritu y potencia; cuando suponen que son ricos y que no necesitan
nada, y en realidad lo necesitan todo.”
Dios no ha cambiado para con sus siervos que guardan sus vesti-
duras sin manchas. Empero muchos dicen: “Paz y seguridad,” entre-
tanto que una ruina repentina va a sobrecogerlos. Nunca entrarán los
[113]
hombres en el cielo, a menos que se arrepientan cabalmente, humi-
llen su corazón por la confesión de sus pecados y reciban la verdad
tal como es en Jesús. Cuando la purificación se efectúe en nuestras
filas, no permaneceremos más tiempo ociosos, enorgullecidos de
nuestras riquezas y de nuestra falta de necesidades.
¿Quién puede decir con verdad: “Nuestro oro es probado en el
fuego y nuestros vestidos no están manchados por el mundo”? He
visto a nuestro Instructor señalar pretendidas vestiduras de justicia.
Al desgarrarlas puso al descubierto la suciedad que cubrían. Luego
me dijo: “¿No puedes ver de qué manera pretenciosa han cubierto