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Testimonios Selectos Tomo 5
vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a
las puertas.”
Mateo 24:32, 33
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Los edificios de ladrillos y piedra no son los mejores para un
sanatorio, porque son generalmente fríos y húmedos. Podrá decirse
que un edificio de ladrillos es más agradable a la vista y que nuestros
sanatorios deben ser hermosos edificios; pero necesitamos sobretodo
edificio amplios, y si los ladrillos son demasiado caros, debemos
edificar con madera. Debemos tratar de ahorrar; es absolutamente
necesario a causa de la magnitud de la obra que debe realizarse en
muchos ramos de la viña moral del Señor.
Se ha dicho que los pacientes no se sentirán a cubierto de los
incendios en un edificio de madera; mas si éste se halla en el campo
y no en una ciudad, donde las casas están apretadas unas contra
otras, el fuego no podrá provenir más que de adentro y no de afuera;
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y en tales circunstancias un edificio de ladrillo no quedaría mejor
preservado del fuego. Hay que explicar a los enfermos que para la
salud un edificio de madera es más conveniente que uno de ladrillo.
Durante años me ha sido dada luz especial acerca de nuestro deber
de no centralizar nuestra obra en las ciudades. El ruido y bullicio
que las llenan, las condiciones que en ellas crean los sindicatos y las
huelgas, impedirán nuestra obra. Los hombres tratan de lograr que
los obreros de diferentes oficios se sindiquen. Tal no es el plan de
Dios, sino el de una potencia que no debemos jamás reconocer. La
Palabra de Dios se cumple: los malos parecen juntarse como haces
preparados para encender un fuego.
Debemos emplear ahora todas las capacidades que se nos han
confiado para dar el gran mensaje al mundo. En la obra que nos
incumbe debemos conservar nuestra personalidad. No debemos unir-
nos a sociedades secretas ni sindicarnos. Debemos permanecer libres
delante de Dios y esperar de Jesús las instrucciones que necesitamos.
Todos nuestros movimientos deben realizarse comprendiendo la
importancia de la obra que debemos hacer para Dios.
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