82
Testimonios Selectos Tomo 5
tiempo ni dinero en lecturas ligeras. ¿Qué es la paja comparada con
el grano?
No tenemos tiempo para las diversiones frívolas, ni para satisfa-
cer nuestras tendencias egoístas. Es tiempo de que nos ocupemos en
cosas y pensamientos serios. No podemos contemplar el sacrificio
y la abnegación del Redentor del mundo, y seguir hallando placer
en las cosas livianas, en las bromas e insensateces. Necesitamos
grandemente una experiencia práctica de la vida cristiana. Neee-
sitamos formar nuestro espíritu teniendo en vista la obra de Dios.
Nuestra experiencia religiosa queda determinada en gran medida
por el carácter de los libros que leemos en nuestros momentos de
ocio.
Si amamos las Escrituras, si las escudriñamos cada vez que
tengamos ocasión de hacerlo para enriquecernos con los tesoros que
contiene, podemos tener la seguridad de que Jesús nos atrae hacia
él.
“Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas,
según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del
mundo, y no según Cristo: porque en él habita toda la plenitud de
la divinidad corporalmente: y en él estáis cumplidos, el cual es la
cabeza de todo principado y potestad.”
Colosenses 2:8-10
.
No podemos pertenecer completamente a Cristo, y además estar
dispuestos a tomar las cosas que provienen de los hombres llamados
grandes, y poner su sabiduría por encima de la sabiduría del mayor
Maestro que el mundo haya conocido jamás. Buscar el conocimiento
en tales fuentes, es querer beber en una cisterna resquebrajada que
no puede retener el agua.
Sea la verdad de Dios el objeto de nuestra contemplación y
meditación. Leamos la Biblia y considerémosla como la voz de Dios
que nos habla directamente. Entonces hallaremos una inspiración y
una sabiduría que provienen de Dios.
[92]
La adquisición de un gran número de libros de estudio interpone
demasiado a menudo entre Dios y el hombre un montón de cono-
cimientos que debilitan la mente y la hacen incapaz de asimilar las
cosas ya adquiridas. La mente se torna dispéptica y llega a desechar-
lo todo. El hombre necesita mucha sabiduría para aprender a elegir
entre tantos autores y la Palabra de vida, para poder comer la carne
y beber la sangre del Hijo de Dios.