Fe y valor
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unánimes en oración y ruego.” “De repente vino un estruendo del
cielo como de un viento recio que corría, el cual hinchió toda la casa
donde estaban sentados.” “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo.”
Hechos 1:14
;
2:2, 4
.
No hay excusa para la deserción o el desaliento, puesto que
todas las promesas de la gracia celestial pertenecen a los que tienen
hambre y sed de justicia. La intensidad del deseo representado por
el hambre y la sed es una garantía de que lo que más necesitamos
nos será concedido.
Tan pronto como reconocemos nuestra incapacidad para hacer
la obra de Dios, y nos sometemos a él para ser guiados por su sabi-
duría, el Señor puede trabajar con nosotros. Si estamos dispuestos
a desterrar el egoísmo de nuestra alma, él suplirá todas nuestras
necesidades.
Colocad vuestra mente y vuestra voluntad donde el Espíritu
Santo pueda alcanzarlos, pues él no usará la mente ni la conciencia
de otro hombre para revelarse a vosotros. Estudiad la Palabra de
Dios pidiendo fervientemente la sabiduría de Dios. Tomad consejo
de una razón santificada y enteramente sometida a Dios.
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Mirad a Jesús con sencillez y fe. Contemplad al Salvador hasta
que vuestro espíritu desfallezca bajo el exceso de luz. Oramos y
creemos sólo a medias. “Pedid y se os dará.”
Lucas 11:9
. Orad,
creed, fortaleceos unos a otros. Orad como nunca habéis orado, para
que el Señor ponga su mano sobre vosotros, y seáis habilitados para
comprender la longitud, la anchura, la profundidad y la altura del
amor de Cristo, que sobrepuja todo entendimiento, y estéis henchidos
de la plenitud de Dios.
* * * * *
Si nos falta fe en el punto en que nos encontramos cuando se
presentan las dificultades, nos faltará la fe dondequiera que estemos.
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