El plan de Dios para nuestras casas publicadoras
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por la potencia divina recibirá la luz y gloria del cielo y será delante
del mundo un testimonio que dirigirá las miradas de los hombres
hacia el trono del Dios vivo.
Entonces la obra progresará con fuerza redoblada y se volverá
cada vez más estable. Una eficiencia nueva se comunicará a cuantos
trabajen en todos sus ramos. Las páginas impresas enviadas como
mensajeros de Dios llevarán el sello del Eterno. Los rayos de luz del
santuario celestial acompañarán la verdad preciosa que contienen.
Como nunca antes, tendrán poder para despertar en las almas una
convicción de pecado, para crear un deseo ardiente de justicia y de
poseer las cosas que no pasarán. Habrá hombres que aprenderán a
reconocer la reconciliación y justicia eternas que el Mesías trajo por
su sacrificio. Muchos serán llevados a compartir la gloriosa libertad
de los hijos de Dios y estarán con el pueblo de Dios para dar la
bienvenida a nuestro Señor y Salvador cuando, pronto, vendrá con
poder y gloria.
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