El autor
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arrastra a los agentes humanos de Dios bajo el control de las mentes
humanas, menoscaba su fe en Dios y aparta al alma de él.
Dios no justificará ningún plan por medio del cual el hombre
trate de gobernar u oprimir en el menor grado a sus semejantes. Tan
pronto como el hombre trata de establecer una regla de hierro para
los otros hombres, deshonra a Dios y pone en peligro su propia alma
y las almas de los hermanos.
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