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Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
dando las almas de los jóvenes en la fe y esparciendo semillas de
duda e incredulidad bajo la instigación de Satanás, sean hallados
responsables de la ruina de un alma. “Y haced derechas sendas para
vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea
sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá
al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de
Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella
muchos sean contaminados”.
Hebreos 12:13-15
.
El poder de los agentes de Satanás es grande, y el Señor exige
de sus hijos que se fortalezcan unos a otros, “edificándoos sobre
vuestra santísima fe”.
En vez de cooperar con Satanás, aprenda cada uno lo que signi-
fica trabajar con Dios. En esta época deprimente su obra exige un
valor y una fe inquebrantables que nos permitan sostenernos unos a
otros. Todos necesitan, como obreros con Dios, estrechar las filas.
¡Qué no se lograría por la gracia de Dios si, cuando el desaliento
aparece por todos lados, los miembros de la iglesia se uniesen para
sostener a los obreros, para ayudarles con sus oraciones y su in-
fluencia! Entonces es cuando se debe trabajar como administradores
fieles.
En vez de criticar y censurar, tengan nuestros hermanos y her-
manas palabras de estímulo y confianza que decir acerca de las
instituciones del Señor. Dios les pide que alienten a los que llevan
las cargas más pesadas, porque él mismo trabaja con ellos. Pide a su
pueblo que reconozca el poder que obra para sostener sus institucio-
nes. Honrad al Señor esforzándoos por hacer todo lo que podáis con
el fin de cultivar en la institución la influencia que debe tener.
Cuando tengáis ocasión de hacerlo, hablad a los obreros; decidles
palabras que les inspiren fe y valor. Somos demasiado indiferentes
unos con otros. Nos olvidamos demasiado a menudo que nuestros
colaboradores necesitan fuerza y valor. En tiempos de pruebas o
dificultades particulares, procurad demostrarles vuestro interés y
vuestra simpatía. Cuando tratáis de ayudarles por vuestras oraciones,
hacédselo saber. Haced repercutir en toda la línea el mensaje que
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Dios dirige a sus obreros: “Esfuérzate y sé valiente”.
Josué 1:6
.
Los directores de nuestras instituciones tienen una tarea muy
difícil: la de mantener el orden y una sabia disciplina entre la juven-
tud confiada a su cuidado. Los miembros de la iglesia pueden hacer