Página 278 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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El falso y el verdadero conocimiento de Dios
Teorías especulativas
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las
reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre”.
Deuteronomio 29:29
. La revelación de sí mismo que Dios ha dado
en su palabra es para nuestro estudio. Debemos procurar entender-
la. Pero no hemos de penetrar más allá de esto. El intelecto más
favorecido podrá ejercitarse hasta que esté cansado de conjeturas
concernientes a la naturaleza de Dios; pero dicho esfuerzo será inútil.
No nos corresponde solucionar este problema. La mente humana es
incapaz de comprender a Dios. El hombre finito no debe intentar
interpretarlo. Nadie debiera darle gusto a la especulación con res-
pecto a la naturaleza de Dios. En esto, el silencio es elocuencia, El
Omnisciente está más allá de toda discusión.
Aun a los ángeles no se les permitió participar en los consejos
entre el Padre y el Hijo cuando el plan de la salvación fue ideado.
Aquellos seres humanos que procuran entrometerse en los secretos
del Altísimo manifiestan su ignorancia de las cosas espirituales y
eternas. Sería mucho mejor que, mientras se escucha aún la voz de
la misericordia, se humillasen en el polvo de la tierra y suplicasen
que Dios les enseñe sus caminos.
Somos tan ignorantes de Dios como niños pequeños, pero como
niños podemos amarle y obedecerle. En vez de ponernos a conjeturar
en cuanto a su naturaleza y prerrogativas, deberíamos prestar oído a
la palabra que él ha hablado: “Estad quietos, y conoced que yo soy
Dios”.
Salmos 46:10
.
[294]
“¿Descubrirás los secretos de Dios?
¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?
Es más alta que los cielos; ¿qué harás?
Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás?
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