Página 26 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
está haciendo sobre esta tierra. Es imposible dar una idea de lo que
experimentará el pueblo de Dios que viva en la tierra cuando se
combinen la manifestación de la gloria de Dios y la repetición de
las persecuciones pasadas. Andará en la luz que emana del trono de
Dios. Por medio de los ángeles, las comunicaciones entre el cielo y la
tierra se mantendrán constantes. Por su parte Satanás, rodeado de sus
ángeles, y haciéndose pasar por Dios, hará toda clase de milagros
a fin de seducir, si posible fuese, aun a los escogidos. El pueblo
de Dios no hallará seguridad en la realización de milagros, porque
Satanás los imitará. En esta dura prueba, el pueblo de Dios hallará
su fortaleza en la señal mencionada en
Éxodo 31:12-18
. Tendrán
que afirmarse sobre la palabra viviente: “Escrito está”. Es el único
fundamento seguro. Aquellos que hayan quebrantado su alianza con
Dios estarán entonces sin Dios y sin esperanza.
Lo que caracterizará de un modo peculiar a los adoradores de
Dios será su respeto por el cuarto mandamiento, puesto que es la
señal del poder creador de Dios y atestigua que él tiene derecho a la
veneración y al homenaje de los hombres. Los impíos se distinguirán
por sus esfuerzos para derribar el monumento conmemorativo del
Creador y exaltar en su lugar la institución romana. En este conflicto,
la cristiandad entera se encontrará dividida en dos grandes clases:
la que guardará los mandamientos de Dios y la fe de Jesús y la que
adorará a la bestia y su imagen y recibirá su marca. No obstante los
esfuerzos concertados de la iglesia y del Estado para compeler a los
hombres, “pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos” a
recibir la marca de la bestia, el pueblo de Dios no se someterá. El
profeta de Patmos vio a “los que habían alcanzado la victoria sobre
la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie
sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios” y cantando el cántico
de Moisés, y del Cordero
Apocalipsis 13:16; 15:2, 3
.
Pruebas terribles esperan al pueblo de Dios. El espíritu de guerra
agita las naciones desde un cabo de la tierra hasta el otro. Mas a
través del tiempo de angustia que se avecina, un tiempo de angustia
como no lo hubo desde que existe nación, el pueblo de Dios per-
manecerá inconmovible. Satanás y su ejército no podrán destruirlo,
porque ángeles poderosos lo protegerán.
* * * * *