Página 34 - El Conflicto Inminente (1969)

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El Conflicto Inminente
del bien y del mal.”
Vers. 2-5 (VM)
. La serpiente declaró que se
volverían como Dios, que tendrían más sabiduría que antes y que
serían capaces de entrar en un estado superior de existencia. Eva
cedió a la tentación, y por influjo suyo Adán fué inducido a pecar.
Ambos aceptaron la declaración de la serpiente de que Dios no había
querido decir lo que había dicho; desconfiaron de su Creador y se
imaginaron que les estaba coartando la libertad y que podían ganar
gran caudal de sabiduría y mayor elevación quebrantando su ley.
Pero ¿cómo comprendió Adán, después de su pecado, el sentido
de las siguientes palabras: “En el día que comieres de él de seguro
morirás”? ¿Comprendió que significaban lo que Satanás le había
inducido a creer, que iba a ascender a un grado más alto de existen-
cia? De haber sido así, habría salido ganando con la transgresión,
y Satanás habría resultado en bienhechor de la raza. Pero Adán
comprobó que no era tal el sentido de la declaración divina. Dios
sentenció al hombre, en castigo por su pecado, a volver a la tierra
de donde había sido tomado: “Polvo eres, y al polvo serás tornado.”
Vers. 19
. Las palabras de Satanás: “Vuestros ojos serán abiertos”
resultaron ser verdad pero sólo del modo siguiente: después de que
Adán y Eva hubieron desobedecido a Dios, sus ojos fueron abiertos
y pudieron discernir su locura; conocieron entonces lo que era el
mal y probaron el amargo fruto de la transgresión.
En medio del Edén crecía el árbol de la vida, cuyo fruto tenía el
poder de perpetuar la vida. Si Adán hubiese permanecido obediente
a Dios, habría seguido gozando de libre acceso a aquel árbol y habría
vivido eternamente. Pero en cuanto hubo pecado, quedó privado de
comer del árbol de la vida y sujeto a la muerte. La sentencia divina:
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“Polvo eres, y al polvo serás tornado,” entraña la extinción completa
de la vida.
La inmortalidad prometida al hombre a condición de que obede-
ciera, se había perdido por la transgresión. Adán no podía transmitir
a su posteridad lo que ya no poseía; y no habría quedado esperanza
para la raza caída, si Dios, por el sacrificio de su Hijo, no hubiese
puesto la inmortalidad a su alcance. Como “la muerte así pasó a
todos los hombres, pues que todos pecaron,” Cristo “sacó a la luz la
vida y la inmortalidad por el evangelio.”
Romanos 5:12
;
2 Timoteo
1:10
. Y sólo por Cristo puede obtenerse la inmortalidad. Jesús dijo:
“El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo