Página 72 - El Conflicto Inminente (1969)

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El Conflicto Inminente
ciones morales de la sociedad, y por lo tanto causantes de anarquía
y corrupción que atraen sobre la tierra los altos juicios de Dios. Sus
escrúpulos de conciencia serán presentados como obstinación, ter-
quedad y rebeldía contra la autoridad. Serán acusados de deslealtad
hacia el gobierno. Los ministros que niegan la obligación de obser-
var la ley divina predicarán desde el púlpito que hay que obedecer
a las autoridades civiles porque fueron instituídas por Dios. En las
asambleas legislativas y en los tribunales se calumniará y condenará
a los que guardan los mandamientos. Se falsearán sus palabras, y se
atribuirán a sus móviles las peores intenciones.
A medida que las iglesias protestantes rechacen los argumentos
claros de la Biblia en defensa de la ley de Dios, desearán imponer
silencio a aquellos cuya fe no pueden rebatir con la Biblia. Aunque
se nieguen a verlo, el hecho es que están asumiendo actualmente una
actitud que dará por resultado la persecución de los que se niegan en
conciencia a hacer lo que el resto del mundo cristiano está haciendo
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y a reconocer los asertos hechos en favor del día de reposo papal.
Los dignatarios de la iglesia y del estado se unirán para hacer
que todos honren el domingo, y para ello apelarán al cohecho, a la
persuasión o a la fuerza. La falta de autoridad divina se suplirá con
ordenanzas abrumadoras. La corrupción política está destruyendo
el amor a la justicia y el respeto a la verdad; y hasta en los Estados
Unidos de la libre América, se verá a los representantes del pueblo y
a los legisladores tratar de asegurarse el favor público doblegándose
a las exigencias populares por una ley que imponga la observancia
del domingo. La libertad de conciencia que tantos sacrificios ha
costado no será ya respetada. En el conflicto que está por estallar
veremos realizarse las palabras del profeta: “Airóse el dragón contra
la mujer, y se fué para hacer guerra contra el residuo de su simiente,
los que guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio
de Jesús.”
Apocalipsis 12:17 (VM)
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