Página 63 - Cartas a J

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Compromisos quebrantados
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Esta carta contiene algunas de las advertencias y
consejos más severos de la sierva del Señor que se en-
cuentran en este libro. Parece que Isabel tiene tantos
problemas y debilidades personales que su caso es de-
sesperado. Al principio esta carta pareciera ser un juicio
final de Dios, pero justamente en la mitad de toda la
reprensión se encuentran las siguientes palabras de áni-
mo: “No considero tu caso desesperado; si así fuera,
mi pluma no estaría escribiendo estas líneas”. Elena
G. de White concluye con una fuerte apelación para la
conversión de Isabel.
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Querida Isabel,
Se me ha mostrado que estás en peligro de caer completamente
bajo el control del gran adversario de las almas. Te opones a la
restricción, eres obstinada, voluntariosa y terca, y les has dado
muchos problemas a tus padres. Ellos cometieron equivocaciones.
Tu padre te consintió imprudentemente. Tú te aprovechaste de esto
y te volviste engañosa. Recibiste aprobación que no mereces
.
En la escuela tenías un maestro bueno y noble, sin embargo te in-
dignabas porque te controlaba. Pensaste que por ser hija del pastor
Cole, tu maestro debía mostrar preferencia por ti, y que no debiera
haberse tomado la libertad de corregirte y reprenderte Mientras
estabas en la escuela hubo ocasiones en que fuiste problemática,
atrevida y desafiante, y en gran medida te faltó modestia y decoro.
Eras descarada, egoísta y orgullosa y necesitabas disciplina firme
tanto en el hogar como en la escuela
.
Tienes ideas incorrectas en cuanto a la sociabilidad entre las
niñas y los jóvenes, y te resulta muy atrayente estar en compañía
de los muchachos. Te hiciste daño leyendo novelas de amor y de
romances y tu mente quedó fascinada con pensamientos impuros. Tu
imaginación se corrompió al punto de no tener poder para dominar
tus pensamientos. Satanás te lleva cautiva a su voluntad
.
Tu conducta no ha sido casta, ni modesta ni de buen nombre. No
tienes el temor de Dios delante de tus ojos. Mi querida niña, a menos
que te detengas justamente donde estás, con seguridad la ruina está