Compromisos quebrantados
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Saca de tu cabeza de niña la idea del casamiento. En ninguna
forma estás preparada para eso. Necesitas años de experiencia
antes de que estés calificada para entender los deberes y tomar las
cargas de la vida matrimonial
.
Puedes convertirte en una niña prudente, recatada y virtuosa, pe-
ro no sin un esfuerzo ferviente. Debes velar, orar, meditar, investigar
tus motivos y tus acciones. Analiza detenidamente tus sentimientos
y tus actos. ¿Realizarías un acto impuro en la presencia de tu pa-
dre? Ciertamente no; pero lo cometes en la presencia de tu Padre
celestial que es tanto más exaltado, santo y puro. Sí, corrompes tu
cuerpo en la presencia de los ángeles puros y sin pecado y en la
presencia de Cristo, y continúas haciéndolo sin tomar en cuenta la
conciencia, ni la luz, ni las amonestaciones que te han sido dadas
.
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Ríndete a Cristo sin demora; solamente él, por el poder de su
gracia, puede redimirte de la ruina. Solamente él puede devolver
la salud a tus facultades morales y mentales. Tu corazón puede ser
enternecido con el amor de Dios; tu entendimiento puede aclararse y
madurar; tu voluntad puede llegar a ser recta y santificada, sometida
al dominio del Espíritu de Dios. Puedes hacer de ti lo que elijas.
Si ahora cambias de frente, si cesas de hacer el mal y aprendes a
hacer el bien, ciertamente entonces serás feliz; tendrás éxito en las
batallas de la vida y te elevarás a la gloria y el honor en la vida
mejor. “Escogeos hoy a quién sirváis”
.
Ellen G. White
Carta en
Testimonies for the Church 2:558-565
.
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