Página 108 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

Capítulo 10—La creencia en un Dios personal
Se descubrirá en el día del ajuste final que Dios conocía a cada
uno por nombre. Cada acción de la vida tiene un testigo invisible.
“Yo conozco tus obras”, dice Aquel que está “en medio de los siete
candeleros”.
Apocalipsis 3:15
;
1:13
. El sabe qué oportunidades han
sido despreciadas, cuán incansables han sido los esfuerzos del buen
Pastor para buscar a aquellos que estaban desviados en sendas tor-
tuosas, y para traerlos a la senda de la seguridad y la paz. Repetidas
veces, Dios ha llamado a los que amaban los placeres, y ha hecho
fulgurar la luz de su Palabra a través de su senda, para que pudiesen
ver su peligro y escapar. Pero siguen adelante, bromeando mientras
van por el camino ancho, hasta que al fin termina su tiempo de gracia.
Los caminos de Dios son justos y ecuánimes; y cuando la sentencia
sea pronunciada contra aquellos que sean hallados faltos, toda boca
quedará cerrada
El gran poder que obra por la naturaleza y sostiene todas las
cosas, no es, como lo representan algunos hombres de ciencia, sim-
plemente un principio que lo compenetra todo, una energía que
actúa. Dios es espíritu; sin embargo, es un Ser personal, pues el
[133]
hombre fue hecho a su imagen.
La obra de Dios en la naturaleza no es Dios mismo en la natura-
leza. Las cosas de la naturaleza son una expresión del carácter de
Dios; por ellas podemos comprender su amor, su poder y su gloria;
pero no hemos de considerar a la naturaleza como Dios. La habilidad
artística de los seres humanos produce obras muy hermosas, cosas
que deleitan el ojo, y estas cosas nos dan cierta idea del que las
diseñó; pero la cosa hecha no es el hombre. No es la obra, sino el
artífice el que debe ser tenido por digno de honra. De igual manera,
aunque la naturaleza es una expresión del pensamiento de Dios, ella
no es lo que debe ser ensalzado, sino el Dios de la naturaleza.
En la creación del hombre fue manifiesta la intervención de un
Dios personal. Cuando Dios hubo hecho al hombre a su imagen, el
cuerpo humano era perfecto en toda su ordenación, pero no tenía
104