Página 160 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

Capítulo 18—La elección de esposo o de esposa
El casamiento es algo que afectará vuestra vida en este mundo
y en el venidero. Una persona que sea sinceramente cristiana no
hará progresar sus planes en esa dirección sin saber si Dios aprueba
su conducta. No querrá elegir por su cuenta, sino que reconocerá
que a Dios incumbe decidir por ella. No hemos de complacernos a
nosotros mismos, pues Cristo no buscó su propio agrado. No quisiera
que se me interpretara en el sentido de que una persona deba casarse
con alguien a quien no ame. Esto sería un pecado. Pero no debe
permitir que la fantasía y la naturaleza emotiva la conduzcan a la
ruina. Dios requiere todo el corazón, los afectos supremos.
Los que piensan en casarse deben pesar el carácter y la influencia
del hogar que van a fundar. Al llegar a ser padres se les confía un
depósito sagrado. De ellos depende en gran medida el bienestar
de sus hijos en este mundo, y la felicidad de ellos en el mundo
futuro. En alto grado determinan la naturaleza física y moral de sus
pequeñuelos. Y del carácter del hogar depende la condición de la
sociedad. El peso de la influencia de cada familia se hará sentir en
la tendencia ascendente o descendente de la sociedad.
[203]
La juventud cristiana debe ejercer mucho cuidado en la forma-
ción de amistades y la elección de compañeros. Prestad atención, no
sea que lo que consideráis oro puro resulte vil metal. Las relaciones
mundanales tienden a poner obstrucciones en el camino de vuestro
servicio a Dios, y muchas almas quedan arruinadas por uniones des-
dichadas, matrimoniales o comerciales, con personas que no pueden
elevarlas ni ennoblecerlas.
Pese usted todo sentimiento y observe todo desarrollo del carác-
ter en la persona con la cual piensa vincular el destino de su vida. El
paso que está por dar es uno de los más importantes de su existencia,
y no debe darlo apresuradamente. Si bien puede amar, no lo haga a
ciegas.
Haga un examen cuidadoso para ver si su vida matrimonial sería
feliz, o falta de armonía y miserable. Pregúntese: “¿Me ayudará
156