Página 332 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
independientes de su iglesia organizada y reconocida, donde tal
existe
El Hijo de Dios se identificó con el cargo y la autoridad de su
iglesia organizada. Sus bendiciones debían transmitirse por inter-
medio de los agentes a quienes había ordenado, vinculando así al
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hombre con el conducto por medio del cual llegan sus bendiciones.
El hecho de que Pablo fuese estrictamente escrupuloso en su perse-
cución de los santos, no le exime de culpa cuando el Espíritu Santo
le revela la crueldad de su obra. Debe aprender de los discípulos
Todos los miembros de la iglesia, si son hijos e hijas de Dios,
pasarán por un proceso de disciplina antes de poder ser luces en el
mundo. Dios no convertirá a los hombres y las mujeres en conductos
de luz, mientras estén en las tinieblas y se conformen con permanecer
en ellas, sin hacer esfuerzos especiales para relacionarse con la
Fuente de la luz. Los que sienten su propia necesidad y se inciten a
sí mismos a la reflexión más profunda y a la oración y acción más
fervientes y perseverantes, recibirán ayuda divina. Cada uno tiene
mucho que desaprender respecto de sí mismo, y también mucho que
aprender. Debe deshacerse de antiguas costumbres, y la victoria se
puede obtener únicamente mediante empeñosas luchas para corregir
estos errores y la plena recepción de la verdad para poner en práctica
sus principios, por la gracia de Dios
Consejo a uno que diseminaba el error
Los que se ponen a proclamar un mensaje bajo su propia res-
ponsabilidad individual; los que, al par que aseveran ser enseñados
y conducidos por Dios, se dedican especialmente a derribar lo que
Dios ha estado edificando durante años, no están haciendo la vo-
luntad de Dios. Sépase que estos hombres están de parte del gran
engañador. No les creáis.
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Como quienes han sido designados como administradores de
recursos y capacidades, habéis estado dando una aplicación errónea
a los bienes de vuestro Señor al diseminar el error. El mundo entero
está lleno de odio hacia los que proclaman que la ley de Dios está
en vigencia, y la iglesia leal a Jehová debe sostener un conflicto
no común. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino
contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de