Página 339 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La organización de la iglesia
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tinieblas morales. Estos monumentos han de estar en pie en muchos
lugares como testigos de la verdad
Los asuntos pertenecientes a la iglesia no deben ser dejados en
una condición inestable. Deben darse pasos para conseguir propieda-
des de iglesia para la causa de Dios, a fin de que la obra de Dios no
sea retrasada en su progreso y para que los medios que las personas
desean dedicar a la causa de Dios no vayan a parar a las filas del
enemigo. Vi que el pueblo de Dios debe actuar sabiamente y no dejar
nada por hacer de su parte, para colocar los asuntos de la iglesia en
una condición segura. Y después que hicieron todo lo que pudieron,
deben confiar en que el Señor dirija estas cosas por ellos, para que
Satanás no tome ventaja del pueblo remanente de Dios. Es el tiempo
de obrar de Satanás. Un futuro tempestuoso está ante nosotros, y la
iglesia debe estar alerta para dar un paso hacia adelante a fin de que
pueda resistir firmemente en contra de los planes del enemigo. Es
tiempo de que se haga algo. A Dios no le complace que su pueblo
deje los asuntos de la iglesia en desorden y permita que el enemigo
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tenga toda la ventaja y controle los asuntos como mejor le parezca
Los congresos
Haced un esfuerzo especial para asistir a la congregación del
pueblo de Dios.
Hermanos y hermanas, es mucho mejor que dejéis sufrir en
algo vuestros negocios antes que descuidar la oportunidad de oír el
mensaje que Dios tiene para vosotros. No presentéis excusa que os
impida adquirir toda ventaja espiritual posible. Necesitáis todo rayo
de luz. Necesitáis prepararos para dar una razón de la esperanza que
hay en vosotros, con mansedumbre y temor. No podéis perder tal
privilegio.
Ninguno de nosotros debe ir al congreso dependiendo de los mi-
nistros o los obreros bíblicos para que la reunión resulte bendecida.
Dios no quiere que su pueblo se apoye por completo en los pasto-
res. No quiere que se debilite dependiendo de la ayuda de los seres
humanos. No deben los creyentes apoyarse como niños impotentes
sobre alguien como si fuese un puntal. Como mayordomo de la gra-
cia de Dios, cada miembro de iglesia debe sentir la responsabilidad
personal de tener vida y raíz en sí mismo.