Página 384 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
aquí al ensoberbecido! su alma no es recta en él: el justo empero por
su fe vivirá” (VM).
Ya por el año 1842, la orden dada en esta profecía: “Escribe la
visión, y escúlpela sobre tablillas, para que se pueda leer corriente-
mente”, le había sugerido a Charles Fitch la redacción de un cartel
profético con que ilustrar las visiones de Daniel y del Apocalipsis.
La publicación de este cartel fue considerada como cumplimiento de
la orden dada por Habacuc. Nadie, sin embargo, notó entonces que la
misma profecía menciona una dilación evidente en el cumplimiento
de la visión, un tiempo de demora. Después del contratiempo, este
pasaje de las Escrituras resultaba muy significativo: “La visión toda-
vía tardará hasta el plazo señalado; bien que se apresura hacia el fin,
y no engañará la esperanza: aunque tardare, aguárdala, porque de
seguro vendrá, no se tardará [...]. El justo empero por su fe vivirá”.
Una porción de la profecía de Ezequiel fue también fuente de
fuerza y de consuelo para los creyentes: “Tuve además revelación de
Jehová, que decía: Hijo del hombre, ¿qué refrán es este que tenéis en
la tierra de Israel, que dice: Se van prolongando los días, y fracasa
toda visión? Por tanto diles: [...] Han llegado los días, y el efecto
de cada visión; [...] hablaré, y la cosa que dijere se efectuará; no se
dilatará más”. “Los de la casa de Israel están diciendo: La visión
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que este ve es para de aquí a muchos días; respecto de tiempos
lejanos profetiza él. Por tanto diles: Así dice Jehová el Señor: No se
dilatará más ninguna de mis palabras; lo que yo dijere se cumplirá”.
Ezequiel 12:21-25, 27, 28 (VM)
. Los que esperaban se regocijaron
en la creencia de que Aquel que conoce el fin desde el principio
había mirado a través de los siglos, y previendo su contrariedad,
les había dado palabras de valor y esperanza. De no haber sido por
esos pasajes de las Santas Escrituras, que los exhortaban a esperar
con paciencia y firme confianza en la Palabra de Dios, su fe habría
cejado en la hora de prueba.
La parábola de las diez vírgenes de
Mateo 25
, ilustra también lo
que experimentaron los adventistas. En el capítulo 24 de Mateo, en
contestación a la pregunta de sus discípulos respecto a la señal de
su venida y del fin del mundo, Cristo había anunciado algunos de
los acontecimientos más importantes de la historia del mundo y de
la iglesia desde su primer advenimiento hasta su segundo; a saber,
la destrucción de Jerusalén, la gran tribulación de la iglesia bajo las