Página 397 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Profecías cumplidas
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Herald and Signs of the Times Reporter
, 13 de noviembre de 1844,
tomo 8, n
o
14).
Los sentimientos de los que creían que Dios los había dirigido
en su pasada experiencia, están expresados en las siguientes palabras
[403]
de Guillermo Miller: “Si tuviese que volver a empezar mi vida con
las mismas pruebas que tuve entonces, para ser de buena fe para
con Dios y los hombres, tendría que hacer lo que hice”. “Espero
haber limpiado mis vestiduras de la sangre de las almas; siento que,
en cuanto me ha sido posible, me he librado de toda culpabilidad
en su condenación”. “Aunque me chasqueé dos veces—escribió
este hombre de Dios—, no estoy aún abatido ni desanimado [...] Mi
esperanza en la venida de Cristo es tan firme como siempre. No he
hecho más que lo que, después de años de solemne consideración,
sentía que era mi solemne deber hacer. Si me he equivocado, ha
sido del lado de la caridad, del amor a mis semejantes y movido
por el sentimiento de mi deber para con Dios”. “Algo sé de cierto,
y es que no he predicado nada en que no creyese; y Dios ha estado
conmigo, su poder se ha manifestado en la obra, y mucho bien se
ha realizado”. “A juzgar por las apariencias humanas, muchos miles
fueron inducidos a estudiar las Escrituras por la predicación de la
fecha del advenimiento; y por ese medio y la aspersión de la sangre
de Cristo, fueron reconciliados con Dios”.
Bliss, 256, 255, 277, 280,
281
. “Nunca he solicitado el favor de los orgullosos, ni temblado
ante las amenazas del mundo. No seré yo quien compre ahora su
favor, ni vaya más allá del deber para despertar su odio. Nunca
imploraré de ellos mi vida ni vacilaré en perderla, si Dios en su
providencia así lo dispone”. J. White,
Life of Willian Miller, 315
.
Dios no se olvidó de su pueblo; su Espíritu siguió acompañando
a los que no negaron temerariamente la luz que habían recibido ni
denunciaron el movimiento adventista. En la Epístola a los Hebreos
hay palabras de aliento y de admonición para los que vivían en la
expectación y fueron probados en esa crisis: “No desechéis pues esta
vuestra confianza, que tiene una grande remuneración. Porque tenéis
necesidad de la paciencia, a fin de que, habiendo hecho la voluntad
de Dios, recibáis la promesa. Porque dentro de un brevísimo tiempo,
vendrá el que ha de venir, y no tardará. El justo empero vivirá por la
fe; y si alguno se retirare, no se complacerá mi alma en él. Nosotros