Página 423 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Los Estados Unidos en la profecía
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que revelaban el servicio desempeñado por Cristo en el santuario
celestial. Los hombres trataron de cerrar la puerta que Dios había
abierto y de abrir la que él había cerrado. Pero “el que abre, y
ninguno cierra; y cierra, y ninguno abre”, había declarado: “He
aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie podrá
cerrar”.
Apocalipsis 3:7, 8 (VM)
. Cristo había abierto la puerta, o
ministerio, del lugar santísimo, la luz brillaba desde la puerta abierta
del santuario celestial, y se vio que el cuarto mandamiento estaba
incluido en la ley allí encerrada; lo que Dios había establecido, nadie
podía derribarlo.
Los que habían aceptado la luz referente a la mediación de
Cristo y a la perpetuidad de la ley de Dios, encontraron que estas
eran las verdades presentadas en el capítulo 14 del Apocalipsis.
Los mensajes de este capítulo constituyen una triple amonestación
(véase el Apéndice), que debe servir para preparar a los habitantes
de la tierra para la segunda venida del Señor. La declaración: “Ha
llegado la hora de su juicio”, indica la obra final de la actuación
de Cristo para la salvación de los hombres. Proclama una verdad
que debe seguir siendo proclamada hasta el fin de la intercesión del
Salvador y su regreso a la tierra para llevar a su pueblo consigo. La
obra del juicio que empezó en 1844 debe proseguirse hasta que sean
falladas las causas de todos los hombres, tanto de los vivos como
de los muertos; de aquí que deba extenderse hasta el fin del tiempo
de gracia concedido a la humanidad. Y para que los hombres estén
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debidamente preparados para subsistir en el juicio, el mensaje les
manda: “¡Temed a Dios y dadle gloria”, “y adorad al que hizo el
cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!” El resultado de la
aceptación de estos mensajes está indicado en las palabras: “En esto
está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de
Dios, y la fe de Jesús”. Para subsistir ante el juicio tiene el hombre
que guardar la ley de Dios. Esta ley será la piedra de toque en el
juicio. El apóstol Pablo declara: “Cuantos han pecado bajo la ley,
por la ley serán juzgados; [...] en el día en que juzgará Dios las obras
más ocultas de los hombres [...] por medio de Jesucristo”. Y dice
que “los que cumplen la ley serán justificados’.
Romanos 2:12-16
(VM)
. La fe es esencial para guardar la ley de Dios; pues “sin fe
es imposible agradarle”. Y “todo lo que no es de fe, es pecado”.
Hebreos 11:6 (VM)
;
Romanos 14:23
.