Página 492 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
de relámpagos” (
Ezequiel 1:14
), tan deslumbradora es su gloria y
tan veloz su vuelo. El ángel que apareció en la tumba del Señor, y
cuyo “aspecto era como un relámpago y su vestido blanco como la
nieve”, hizo que los guardias temblaran de miedo y quedaran “como
muertos”.
Mateo 28:3, 4
. Cuando Senaquerib, el insolente monarca
asirio, blasfemó e insultó a Dios y amenazó destruir a Israel, “acon-
teció que en aquella misma noche salió un ángel de Jehová, e hirió
en el campamento de los asirios ciento ochenta y cinco mil hom-
bres”. El ángel “destruyó a todos los hombres fuertes y valerosos,
con los príncipes y los capitanes” del ejército de Senaquerib, quien
“volvió con rostro avergonzado a su propia tierra”.
2 Reyes 19:35
;
2
Crónicas 32:21 (VM)
.
Los ángeles son enviados a los hijos de Dios con misiones de
misericordia. Visitaron a Abraham con promesas de bendición; al
justo Lot, para rescatarle de las llamas de Sodoma; a Elías, cuando
estaba por morir de cansancio y hambre en el desierto; a Eliseo, con
carros y caballos de fuego que circundaban la pequeña ciudad donde
estaba encerrado por sus enemigos; a Daniel, cuando imploraba la
sabiduría divina en la corte de un rey pagano, o en momentos en que
iba a ser presa de los leones; a San Pedro, condenado a muerte en
la cárcel de Herodes; a los presos de Filipos; a San Pablo y a sus
compañeros, en la noche tempestuosa en el mar; a Cornelio, para
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hacerle comprender el evangelio, a San Pedro, para mandarlo con el
mensaje de salvación al extranjero gentil. Así fue como, en todas las
edades, los santos ángeles ejercieron su ministerio en beneficio del
pueblo de Dios.
Cada discípulo de Cristo tiene su ángel guardián respectivo. Es-
tos centinelas celestiales protegen a los justos del poder del maligno.
Así lo reconoció el mismo Satanás cuando dijo: “Teme Job a Dios
de balde? ¿No le has tu cercado a él y a su casa, y a todo lo que tiene
en derredor”.
Job 1:9, 10
. El medio de que Dios se vale para proteger
a su pueblo está indicado en las palabras del salmista: “El ángel de
Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende”.
Salmos 34:7
. Hablando de los que creen en él, el Salvador dijo:
“Mirad no tengáis en poco a alguno de estos pequeños; porque os
digo que sus ángeles en los cielos ven siempre la faz de mi Padre”.
Mateo 18:10
. Los ángeles encargados de atender a los hijos de Dios
tienen a toda hora acceso a él.