Página 528 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
nicación con los muertos, ejerce también su influencia fascinadora
sobre las mentes de aquellos.
Satanás puede evocar ante los hombres la apariencia de sus
amigos fallecidos. La imitación es perfecta; los rasgos familiares, las
palabras y el tono son reproducidos con una exactitud maravillosa.
Muchas personas se consuelan con la seguridad de que sus seres
queridos están gozando de las delicias del cielo; y sin sospechar
ningún peligro, dan oídos a “espíritus seductores, y a enseñanzas de
demonios”.
Después que Satanás ha hecho creer a esas personas que los
muertos vuelven en realidad a comunicarse con ellas, hace aparecer
a seres humanos que murieron sin preparación. Estos aseguran que
son felices en el cielo y hasta que ocupan allí elevados puestos, por
lo que se difunde el error de que no se hace diferencia entre los
justos y los injustos. Esos supuestos visitantes del mundo de los
espíritus dan a veces avisos y advertencias que resultan exactos.
Luego que se han ganado la confianza, presentan doctrinas que
de hecho destruyen la fe en las Santas Escrituras. Aparentando
profundo interés por el bienestar de sus amigos en la tierra, insinúan
los errores más peligrosos. El hecho de que dicen algunas verdades
y pueden a veces anunciar acontecimientos da a sus testimonios una
apariencia de verosimilitud; y sus falsas enseñanzas son aceptadas
por las multitudes con tanta diligencia y creídas tan a ciegas, como si
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se tratara de las verdades más sagradas de la Biblia. Se rechaza la ley
de Dios, se desprecia al Espíritu de gracia y se considera la sangre
de la alianza como cosa profana. Los espíritus niegan la divinidad de
Cristo y hasta ponen al Creador en el mismo nivel que ellos mismos.
Bajo este nuevo disfraz el gran rebelde continúa llevando adelante
la guerra que empezó en el cielo y que se prosigue en la tierra desde
hace unos seis mil años.
Muchos tratan de explicar las manifestaciones espiritistas atribu-
yéndolas por completo al fraude y a juego de manos de los médiums.
Pero, si bien es cierto que muchas veces se han hecho pasar super-
cherías por verdaderas manifestaciones, no deja de haber habido
también manifestaciones de poder sobrenatural. Los llamamientos
misteriosos con que empezó el espiritismo moderno no fueron resul-
tado de la superchería o de la astucia humana, sino obra directa de
ángeles malos, que introdujeron así uno de los engaños más eficaces