Página 559 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El conflicto inminente
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verdad está caída en la calle, y la rectitud no puede entrar”.
Isaías
59:14 (VM)
.
La iniquidad y las tinieblas espirituales que prevalecieron bajo
la supremacía papal fueron resultado inevitable de la supresión de
las Sagradas Escrituras. ¿Pero dónde está la causa de la incredulidad
general, del rechazamiento de la ley de Dios y de la corrupción
consiguiente bajo el pleno resplandor de la luz del evangelio en esta
época de libertad religiosa? Ahora que Satanás no puede gobernar al
mundo negándole las Escrituras, recurre a otros medios para alcanzar
el mismo objeto. Destruir la fe en la Biblia responde tan bien a sus
designios como destruir la Biblia misma. Insinuando la creencia
de que la ley de Dios no es obligatoria, empuja a los hombres a
transgredirla tan seguramente como si ignorasen los preceptos de
ella. Y ahora, como en tiempos pasados, obra por intermedio de
la iglesia para promover sus fines. Las organizaciones religiosas
de nuestros días se han negado a prestar atención a las verdades
impopulares claramente enseñadas en las Santas Escrituras, y al
combatirlas, han adoptado interpretaciones y asumido actitudes que
han sembrado al vuelo las semillas del escepticismo. Aferrándose
al error papal de la inmortalidad natural del alma y al del estado
consciente de los muertos, han rechazado la única defensa posible
contra los engaños del espiritismo. La doctrina de los tormentos
eternos ha inducido a muchos a dudar de la Biblia. Y cuando se le
presenta al pueblo la obligación de observar el cuarto mandamiento,
se ve que ordena reposar en el séptimo día; y como único medio de
librarse de un deber que no desean cumplir, muchos de los maestros
populares declaran que la ley de Dios no está ya en vigencia. De este
modo rechazan al mismo tiempo la ley y el sábado. A medida que
adelante la reforma respecto del sábado, esta manera de rechazar
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la ley divina para evitar la obediencia al cuarto mandamiento se
volverá casi universal. Las doctrinas de los caudillos religiosos han
abierto la puerta a la incredulidad, al espiritismo y al desprecio de la
santa ley de Dios, y sobre ellos descansa una terrible responsabilidad
por la iniquidad que existe en el mundo cristiano.
Sin embargo, esa misma clase de gente asegura que la corrupción
que se va generalizando más y más, debe achacarse en gran parte
a la violación del así llamado “día del Señor” (domingo), y que si
se hiciese obligatoria la observancia de este día, mejoraría en gran