Página 604 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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El Conflicto de los Siglos
vista. Los muros de las cárceles se parten de arriba abajo, y son
libertados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.
Los sepulcros se abren y “muchos de los que duermen en el
polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros
para vergüenza y confusión perpetua”.
Daniel 12:2
. Todos los que
murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados
de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que
guardaron su ley. “Los que le traspasaron” (
Apocalipsis 1:7
), los que
se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más
acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle
en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los
fieles y obedientes.
Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se
abre paso de vez en cuando, como si fuese el ojo vengador de Jehová.
Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra
en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los
truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la conde-
nación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas;
pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que
poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que
tanto se regocijaban al ensañarse con el pueblo de Dios observador
de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan
de terror. Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los de-
monios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder,
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mientras que los hombres claman por misericordia y se revuelcan
en terror abyecto.
Al considerar el día de Dios en santa visión, los antiguos profetas
exclamaron: “Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá co-
mo asolamiento del Todopoderoso”. “Métete en la piedra, escóndete
en el polvo, de la presencia espantosa de Jehová y del resplandor de
su majestad. La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la so-
berbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será ensalzado
en aquel día. Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo
soberbio y altivo, y sobre todo ensalzado; y será abatido”. “Aquel
día arrojará el hombre, a los topos y murciélagos, sus ídolos de plata
y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase; y se entrarán
en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la
presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad,