Página 653 - El Conflicto de los Siglos (2007)

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Apéndice
649
Números del 6 y 13 de marzo de 1844, hizo algunas importantes
declaraciones respecto a sus cálculos de los tiempos proféticos. Dice
el Dr. Bush:
“Me parece que no hay por qué censurarle a usted ni a sus ami-
gos, por haber dedicado mucho tiempo y atención al estudio de la
cronología de la profecía, ni por haberse afanado tanto en determinar
las fechas del principio y fin de los grandes períodos de esta. Si el
Espíritu Santo indicó períodos en los libros proféticos, fue sin duda
con el fin de que fuesen estudiados y probablemente también de
que concluyeran por ser del todo entendidos; y a nadie se le debe
tachar de insensata presunción porque con toda reverencia trate de
comprenderlos [...]. Al tomar un día como término profético de un
año, creo, que se mantienen en el terreno de la más sana exégesis,
apoyados además por los grandes nombres de Mede, Sir Isaac New-
ton, Kirby, Scott, Keith, y una legión más que hace mucho tiempo
[670]
llegaron a conclusiones idénticas a la de ustedes en esta materia.
Todos ellos concuerdan en que los períodos principales mencionados
por Daniel y Juan terminan efectivamente hacia nuestra época con-
temporánea, y rara lógica sería la que les condenase por sostener los
mismos puntos de vista que tanto resaltan en los escritos de aquellos
eminentes teólogos”. “Los resultados que ustedes obtuvieron en este
campo de investigación no me parecen tan errados que afecten uno
solo de los grandes intereses de la verdad”. “Se equivocaron ustedes
en lo relativo a la naturaleza de los acontecimientos que deben pro-
ducirse al fin de estos períodos. Este es el defecto primordial de su
exposición”.
315
FECHAS PROFÉTICAS
—Véase la nota de la página 261.
341
UN TRIPLE MENSAJE
Apocalipsis 14:6, 7
predice la
proclamación del mensaje del primer ángel. Luego dice el profeta:
“Y otro ángel, el segundo, le siguió, diciendo: ¡Caída, caída es la
gran Babilonia! [...] Y otro ángel, el tercero, les siguió”. La palabra
traducida aquí por “siguió”, significa, en construcciones como la
de este texto, “acompañar”. Liddell y Scott interpretan la palabra
como sigue: “Seguir a uno, ir tras él o acompañarle”. Robinson
dice: “Seguir, ir con alguien, acompañarle”. Es la misma palabra
que se usa en
Marcos 5:24
: “Y Jesús fue con él; y le seguía una
gran multitud, y le apretaba”. Se emplea también al hablar de los
ciento cuarenta y cuatro mil redimidos, de los que se dice: “Estos