Página 14 - El Conflicto de los Siglos (1954)

Basic HTML Version

1:17-19 (VM)
. Que el ministerio del Espíritu divino iluminara el
entendimiento y revelara a la mente las cosas profundas de la santa
Palabra de Dios, tal era la bendición que San Pablo pedía para la
iglesia de Efeso.
Después de la maravillosa manifestación del Espíritu Santo, el
día de Pentecostés, San Pedro exhortó al pueblo al arrepentimiento
y a que se bautizara en el nombre de Cristo, para la remisión de sus
[12]
pecados; y dijo: “Recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para
vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que
están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”
Hechos
2:38, 39
.
El Señor anunció por boca del profeta Joel que una manifesta-
ción especial de su Espíritu se realizaría en el tiempo que precedería
inmediatamente a las escenas del gran día de Dios.
Joel 2:28
. Esta
profecía se cumplió parcialmente con el derramamiento del Espí-
ritu Santo, el día de Pentecostés; pero alcanzará su cumplimiento
completo en las manifestaciones de la gracia divina que han de
acompañar la obra final del Evangelio.
El gran conflicto entre el bien y el mal aumentará en intensidad
hasta la consumación de los tiempos. En todas las edades la ira de
Satanás se ha manifestado contra la iglesia de Cristo; y Dios ha
derramado su gracia y su Espíritu sobre su pueblo para robustecerlo
contra el poder del maligno. Cuando los apóstoles de Cristo esta-
ban por llevar el Evangelio por el mundo entero y consignarlo por
escrito para provecho de todos los siglos venideros, fueron dotados
especialmente con la luz del Espíritu. Pero a medida que la iglesia se
va acercando a su liberación final, Satanás obrará con mayor poder.
Descenderá “teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo.”
Apocalipsis 12:12
. Obrará “con grande potencia, y señales, y mila-
gros mentirosos.”
2 Tesalonicenses 2:9
. Por espacio de seis mil años
esa inteligencia maestra, después de haber sido la más alta entre los
ángeles de Dios, no ha servido más que para el engaño y la ruina.
Y en el conflicto final se emplearán contra el pueblo de Dios todos
los recursos de la habilidad y sutileza satánicas, y toda la crueldad
desarrollada en esas luchas seculares. Durante este tiempo de peligro
los discípulos de Cristo tienen que dar al mundo la amonestación del
segundo advenimiento del Señor; y un pueblo ha de ser preparado
“sin mácula, y sin reprensión” para comparecer ante él a su venida.