Página 287 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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La Biblia y la Revolución Francesa
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cosecharon los frutos de ella hasta que la tierra se llenó de crímenes
tan horribles que la pluma se resiste a describirlos. De las provincias
asoladas y de las ciudades arruinadas, levantábase un clamor terrible
de desesperación, de angustia indescriptible. Francia se estremecáa
como sacudida por un terremoto. La religión, la ley, la sociedad, el
orden, la familia, el estado y la iglesia, todo lo abatía la mano impía
que se levantara contra la ley de Dios. Bien dijo el sabio: “Por su
misma maldad caerá, el hombre malo.” “Pero aunque el pecador ha-
ga mal cien veces, y con todo se le prolonguen los días, sin embargo
yo ciertamente sé que les irá bien a los que temen a Dios, por lo
mismo que temen delante de él. Al hombre malo empero no le irá
bien.” “Por cuanto aborrecieron la ciencia, y no escogieron el temor
de Jehová; ... por tanto comerán del fruto de su mismo camino, y se
hartarán de sus propios consejos.”
Proverbios 11:5
;
Eclesiastés 8:12,
13
;
Proverbios 1:29, 31 (VM)
.
No iban a permanecer mucho tiempo en silencio los fieles tes-
tigos de Dios que habían sucumbido bajo el poder blasfemo “que
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sube del abismo.” “Después de los tres dás y medio, el espíritu de
vida, venido de Dios, entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies: y
cayó gran temor sobre los que lo vieron.”
Apocalipsis 11:11 (VM)
.
En 1793 había promulgado la Asamblea francesa los decretos que
abolían la religión cristiana y desechaban la Biblia. Tres años y
medio después, este mismo cuerpo legislativo adoptó una resolución
que rescindía esos decretos y concedía tolerancia a las Sagradas
Escrituras. El mundo contemplaba estupefacto los terribles resulta-
dos que se había obtenido al despreciar los Oráculos Sagrados y los
hombres reconocían que la fe en Dios y en su Palabra son la base
de la virtud y de la moralidad. Dice el Señor: “¿A quién injuriaste y
a quién blasfemaste? ¿contra quién has alzado tu voz, y levantado
tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.” “Por tanto, he aquí, les
enseñaré de esta vez, enseñarles he mi mano y mi fortaleza, y sabrán
que mi nombre es Jehová.”
Isaías 37:23
;
Jeremías 16:21
.
Hablando de los dos testigos, el profeta dice además: “Y oyeron
una grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al
cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.”
Apocalipsis 11:12
.
Desde que Francia les declarara la guerra, estos dos testigos de
Dios han recibido mayor honra que nunca antes. En el año 1804
se organizó la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Este hecho