Luz a través de las tinieblas
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de los hombres, en lugar de dejar la Biblia interpretarse a sí misma.
La perplejidad y el dolor que iban a resultar de su error, producirían
en los hijos de la fe el escarmiento necesario. Los inducirían a
profundizar aún más el estudio de la palabra profética. Aprenderían
a examinar más detenidamente el fundamento de su fe, y a rechazar
todo lo que no estuviera fundado en la verdad de las Sagradas
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Escrituras, por muy amplia que fuese su aceptación en el mundo
cristiano.
A estos creyentes les pasó lo que a los primeros discípulos: lo
que en la hora de la prueba pareciera obscuro a su inteligencia, les
fué aclarado después. Cuando vieron el “fin que vino del Señor,”
supieron que a pesar de la prueba que resultó de sus errores, los
propósitos del amor divino para con ellos no habían dejado de seguir
cumpliéndose. Merced a tan bendita experiencia llegaron a saber
que el “Señor es muy misericordioso y compasivo;” que todos sus
caminos “son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto
y sus testimonios.”
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