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El Conflicto de los Siglos
Joseph Wolff,
378, 379. “El Señor volverá a mirar la tierra, y dirá
que todo es muy bueno.”—
Id.,
294.
Wolff creía inminente la venida del Señor. Según su interpre-
tación de los períodos proféticos, la gran consumación debía veri-
ficarse en fecha no muy diferente de la señalada por Miller. A los
que se fundaban en el pasaje: “Del día y hora nadie sabe,” para
afirmar que nadie podía saber nada respecto a la proximidad del
advenimiento, Wolff les contestaba: “¿Dijo el Señor que el día y
la hora no se sabrían
jamás?
¿No nos dió señales de los tiempos,
para que reconociéramos siquiera la
proximidad
de su venida, como
[409]
se reconoce la cercanía del estío por la higuera cuando brotan sus
hojas?
Mateo 24:32
. ¿No conoceremos jamás ese tiempo, cuando él
mismo nos exhortó no sólo a leer la profecía de Daniel sino también
a comprenderla? Y es precisamente en Daniel donde se dice que las
palabras serían selladas hasta el tiempo del fin (lo que era el caso
en su tiempo), y que ‘muchos correrán de aquí para allá’ (expresión
hebraica que significa observar y pensar en el tiempo), y ‘la
ciencia’
respecto a ese tiempo será aumentada.
Daniel 12:4
. Además, nuestro
Señor no dice que la
proximidad
del tiempo no será conocida, sino
que nadie sabe con
exactitude
el
‘día’
ni la
‘hora.’
Dice que se sabrá
bastante por las señales de los tiempos, para inducirnos a que nos
preparemos para su venida, así como Noé preparó el arca.”—Wolff,
Researches and Missionary Labors,
págs. 404, 405.
Respecto al sistema popular de interpretar, o mejor dicho de
torcer las Sagradas Escrituras, Wolff escribió: “La mayoría de las
iglesias cristianas se ha apartado del claro sentido de las Escrituras,
para adoptar el sistema fantástico de los budistas; creen que la dicha
futura de la humanidad consistirá en cernerse en el aire, y suponen
que cuando se lee
judíos,
debe entenderse
gentiles;
y cuando se lee
Jerusalén,
debe entenderse la
iglesia;
y que si se habla de la
tierra,
es por decir
cielo;
que por la venida del
Señor
debe entenderse el
progreso de las
sociedades de misiones;
y que subir a la montaña de
la casa del Señor significa
una gran asamblea de los metodistas.”
—
Journal of the Rev. Joseph Wolff,
96.
Durante los veinticuatro años que transcurrieron de 1821 a 1845,
Wolff hizo muchísimos viajes: recorrió en Africa, Egipto y Abisinia;
en Asia, la Palestina, Siria, Persia, Bokara y la India. Visitó también
los Estados Unidos de Norteamérica, y de paso para aquel país