Página 41 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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Capítulo 2—La fe de los mártires
Cuando Jesús reveló a sus discípulos la suerte de Jerusalén y los
acontecimientos de la segunda venida, predijo también lo que habría
de experimentar su pueblo desde el momento en que él sería quitado
de en medio de ellos, hasta el de su segunda venida en poder y gloria
para libertarlos. Desde el monte de los Olivos vió el Salvador las
tempestades que iban a azotar a la iglesia apostólica y, penetrando
aún más en lo porvenir, su ojo vislumbró las fieras y desoladoras
tormentas que se desatarían sobre sus discípulos en los tiempos de
obscuridad y de persecución que habían de venir. En unas cuantas
declaraciones breves, de terrible significado, predijo la medida de
aflicción que los gobernantes del mundo impondrían a la iglesia
de Dios.
Mateo 24:9, 21, 22
. Los discípulos de Cristo habrían de
recorrer la misma senda de humillación, escarnio y sufrimientos
que a él le tocaba pisar. La enemistad que contra el Redentor se
despertara, iba a manifestarse contra todos los que creyesen en su
nombre.
La historia de la iglesia primitiva atestigua que se cumplieron
las palabras del Salvador. Los poderes de la tierra y del infierno se
coligaron para atacar a Cristo en la persona de sus discípulos. El
paganismo previó que de triunfar el Evangelio, sus templos y sus
altares serían derribados, y reunió sus fuerzas para destruir el cristia-
nismo. Encendióse el fuego de la persecución. Los cristianos fueron
despojados de sus posesiones y expulsados de sus hogares. Todos
ellos sufrieron “gran combate de aflicciones.” “Experimentaron vi-
tuperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles.”
Hebreos
10:32
;
11:36
. Muchos sellaron su testimonio con su sangre. Nobles
y esclavos, ricos y pobres, sabios e ignorantes, todos eran muertos
sin misericordia.
[44]
Estas persecuciones que empezaron bajo el imperio de Nerón,
cerca del tiempo del martirio de S. Pablo, continuaron con mayor
o menor furia por varios siglos. Los cristianos eran inculpados ca-
lumniosamente de los más espantosos crímenes y eran señalados
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