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El Conflicto de los Siglos
¿Habrán quedado esos sentimientos por ventura substituídos por la
indiferencia del estoico o la crueldad del salvaje?—No, mil veces
no. No es ésa la enseñanza del Libro de Dios. Los que presentan opi-
niones como las expresadas en las citas anteriores pueden ser sabios
y aun hombres honrados; pero han sido engañados por los sofismas
de Satanás. El es quien los induce a desnaturalizar las enérgicas
expresiones de las Sagradas Escrituras, dando al lenguaje bíblico un
tinte de amargura y malignidad que es propio de él, Satanás, pero
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no de nuestro Creador. “¡Vivo yo! dice Jehová el Señor, que no me
complazco en la muerte del inicuo, sino antes en que vuelva el inicuo
de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros caminos malos,
pues ¿por qué moriréis?”
Ezequiel 33:11 (VM)
.
¿Qué ganaría Dios con que creyéramos que él se goza en con-
templar los tormentos eternos, que se deleita en oír los gemidos,
los gritos de dolor y las imprecaciones de las criaturas a quienes
mantiene sufriendo en las llamas del infierno? ¿Pueden acaso esas
horrendas disonancias ser música para los oídos de Aquel que es
amor infinito? Se alega que esas penas sin fin que sufren los malos
demuestran el odio de Dios hacia el pecado, ese mal tan funesto a la
paz y al orden del universo. ¡Oh, qué horrible blasfemia! ¡Como si el
odio que Dios tiene al pecado fuese motivo para eternizar el pecado!
Pues según las enseñanzas de esos mismos teólogos, los tormentos
continúos y sin esperanza de misericordia enfurecen sus misera-
bles víctimas, que al manifestar su ira con juramentos y blasfemias,
aumentan continuamente el peso de su culpabilidad. La gloria de
Dios no obtiene realce con que se perpetúe el pecado al través de los
siglos sin fin.
Es incalculable para el espíritu humano el daño que ha producido
la herejía de los tormentos eternos. La religión de la Biblia, llena de
amor y de bondad, y que abunda en compasión, resulta empañada
por la superstición y revestida de terror. Cuando consideramos con
cuán falsos colores Satanás pintó el carácter de Dios, ¿podemos
admirarnos de que se tema, y hasta se aborrezca a nuestro Creador
misericordioso? Las ideas espantosas que respecto de Dios han sido
propagadas por el mundo desde el púlpito, han hecho miles y hasta
millones de escépticos e incrédulos.
La teoría de las penas eternas es una de las falsas doctrinas que
constituyen el vino de las abominaciones de Babilonia, del cual ella