Página 535 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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¿Pueden hablarnos nuestros muertos?
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tantes de otros mundos, son “espíritus de demonios.” [
Compárese
Números 25:1-3
;
Salmos 106:28
;
1 Corintios 10:20
;
Apocalipsis
16:14
.
] La costumbre de tratar con espíritus o adivinos fué declarada
[613]
abominación para el Señor y era solemnemente prohibida so pena
de muerte.
Levítico 19:31
;
20:27
. Aun el nombre de la hechicería es
objeto de desprecio en la actualidad. El aserto de que los hombres
pueden tener comunicación con malos espíritus es considerado como
una fábula de la Edad Media. Pero el espiritismo, que cuenta con
centenares de miles y hasta con millones de adherentes, que se ha
abierto camino entre las sociedades científicas, que ha invadido igle-
sias y que ha sido acogido con favor entre los cuerpos legislativos y
hasta en las cortes de los reyes—este engaño colosal no es más que
la reaparición, bajo un nuevo disfraz, de la hechicería condenada y
prohibida en la antigüedad.
Si no existiera otra evidencia tocante a la naturaleza real del
espiritismo, debería bastar a todo cristiano el hecho de que los es-
píritus no hacen ninguna diferencia entre lo que es justo y lo que
es pecado, entre el más noble y puro de los apóstoles de Cristo y
los más degradados servidores de Satanás. Al representar al hombre
más vil como si estuviera altamente exaltado en el cielo, es como
si Satanás declarara al mundo: “No importa cuán malos seáis; no
importa que creáis o no en Dios y en la Biblia. Vivid como gustéis,
que el cielo es vuestro hogar.” Los maestros espiritistas declaran vir-
tualmente: “Todo aquel que obra mal es bueno a los ojos de Jehová,
y él se complace en los tales; o si no, ¿dónde está el Dios de juicio?”
Malaquías 2:17 (VM)
. La Palabra de Dios dice: “¡Ay de los que
llaman a lo malo bueno, y a lo bueno malo; que ponen tinieblas por
luz, y luz por tinieblas!”
Isaías 5:20 (VM)
.
Esos espíritus mentirosos representan a los apóstoles como con-
tradiciendo lo que escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo
durante su permanencia en la tierra. Niegan el origen divino de la
Biblia, anulan así el fundamento de la esperanza cristiana y apagan
la luz que revela el camino hacia el cíelo. Satanás hace creer al mun-
do que la Biblia no es más que una ficción, o cuando mucho un libro
apropiado para la infancia de la raza, del que se debe hacer poco
[614]
caso ahora, o ponerlo a un lado por anticuado. Y para reemplazar
la Palabra de Dios ese mismo Satanás ofrece sus manifestaciones
espiritistas. Estas están enteramente bajo su dirección y mediante