Página 574 - El Conflicto de los Siglos (1954)

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El Conflicto de los Siglos
estudiar diligentemente la Biblia, pesando cada pensamiento y com-
parando texto con texto. Con la ayuda de Dios debemos formarnos
nuestras propias opiniones ya que tenemos que responder a Dios por
nosotros mismos.
Las verdades que se encuentran explicadas con la mayor claridad
en la Biblia han sido envueltas en dudas y obscuridad por hombres
doctos, que con ínfulas de gran sabiduría enseñan que las Escrituras
tienen un sentido místico, secreto y espiritual que no se echa de ver
en el lenguaje empleado en ellas. Esos hombres son falsos maestros.
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Fué a personas semejantes a quienes Jesús declaró: “No conocéis las
Escrituras, ni el poder de Dios.”
Marcos 12:24 (VM)
. El lenguaje de
la Biblia debe explicarse de acuerdo con su significado manifiesto,
a no ser que se trate de un símbolo u figura. Cristo prometió: “Si
alguno quisiere hacer su voluntad [del Padre], conocerá de mi ense-
ñanza, si es de Dios.”
Juan 7:17 (VM)
. Si los hombres quisieran tan
sólo aceptar lo que la Biblia dice, y si no hubiera falsos maestros
para alucinar y confundir las inteligencias, se realizaría una obra que
alegraría a los ángeles y que traería al rebaño de Cristo a miles y
miles de almas actualmente sumidas en el error.
Deberíamos ejercitar en el estudio de las Santas Escrituras todas
las fuerzas del entendimiento y procurar comprender, hasta donde
es posible a los mortales, las profundas enseñanzas de Dios; pero
no debemos olvidar que la disposición del estudiante debe ser dócil
y sumisa como la de un niño. Las dificultades bíblicas no pueden
ser resueltas por los mismos métodos que se emplean cuando se
trata de problemas filosóficos. No deberíamos ponernos a estudiar
la Biblia con esa confianza en nosotros mismos con la cual tantos
abordan los dominios de la ciencia, sino en el espíritu de oración
y dependencia filial hacia Dios y con un deseo sincero de conocer
su voluntad. Debemos acercamos con espíritu humilde y dócil para
obtener conocimiento del gran yo soy. De lo contrario vendrán
ángeles malos a obscurecer nuestras mentes y a endurecer nuestros
corazunes al punto que la verdad ya no nos impresionará.
Más de una porción de las Sagradas Escrituras que los eruditos
declaran ser un misterio o que estiman de poca importancia, está
llena de consuelo e instrucción para el que estudió en la escuela
de Cristo. Si muchos teólogos no comprenden mejor la Palabra de
Dios, es por la sencilla razón de que cierran los ojos con respecto