Página 622 - El Conflicto de los Siglos (1954)

Basic HTML Version

Capítulo 42—La desolación de la tierra
“Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha
acordado de sus maldades... En el cáliz que ella os dió a beber,
dadle a beber doblado. Cuanto ella se ha glorificado, y ha estado
en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su
corazón: Yo estoy sentada reina, y no soy viuda, y no veré llanto.
Por lo cual en un día vendrán sus plagas, muerte, llanto y hambre,
y será quemada con fuego; porque el Señor Dios es fuerte, que la
juzgará. Y llorarán y se lamentarán sobre ella los reyes de la tierra,
los cuales han fornicado con ella ... diciendo: ¡Ay, ay, de aquella
gran ciudad de Babilonia, aquella fuerte ciudad; porque en una hora
vino su juicio!”
Apocalipsis 18:5-10
.
“Los mercaderes de la tierra” que “se han enriquecido de la
potencia de sus deleites,” “se pondrán lejos de ella por temor de su
tormento, llorando y lamentando, y diciendo: ¡Ay, ay, aquella gran
ciudad, que estaba vestida de lino fino, y de escarlata, y de grana, y
estaba dorada con oro, y adornada de piedras preciosas y de perlas!
Porque en una hora han sido desoladas tantas riquezas.”
Apocalipsis
18:3, 15-17
.
Tales son los juicios que caen sobre Babilonia en el día de la ira
de Dios. La gran ciudad ha llenado la medida de su iniquidad; ha
llegado su hora; está madura para la destrucción.
Cuando la voz de Dios ponga fin al cautiverio de su pueblo, será
terrible el despertar para los que lo hayan perdido todo en la gran
lucha de la vida. Mientras duraba el tiempo de gracia, los cegaban
los engaños de Satanás y disculpaban su vida de pecado. Los ricos
se enorgullecían de su superioridad con respecto a los menos favo-
recidos; pero habían logrado sus riquezas violando la ley de Dios.
[712]
Habían dejado de dar de comer a los hambrientos, de vestir a los
desnudos, de obrar con justicia, y de amar la misericordia. Habían
tratado de enaltecerse y de obtener el homenaje de sus semejantes.
Ahora están despojados de cuanto los hacía grandes, y quedan des-
provistos de todo y sin defensa. Ven con terror la destrucción de
618