No esperéis que un milagro deshaga los resultados
de una conducta impropia
“Cada vez que veo estas flores pienso en el Edén. Constituyen
una expresión del amor de Dios hacia nosotros. Así es como él nos
proporciona en este mundo un goce anticipado del Edén. Quiere que
nos deleitemos en las cosas hermosas de su creación, y que veamos
en ellas una expresión de lo que él hará por nosotros.
“Desea que vivamos con amplitud de espacio. Su pueblo no debe
aglomerarse en las ciudades. El quiere que sus hijos lleven a sus
familias fuera de las ciudades a fin de prepararlas mejor para la vida
eterna. En un poco de tiempo más tendrán que abandonarlas.
“Estas ciudades están llenas de toda clase de impiedad: huelgas,
asesinatos y suicidios. Satanás está en ellas y domina a los hombres
en su obra destructiva. Bajo su influencia matan por el placer de
matar, y harán esto cada vez más...
“Si nos colocamos bajo influencias objetables, ¿podemos esperar
que Dios realice un milagro para deshacer los resultados de una con-
ducta impropia? Por cierto que no. Salid de las ciudades tan pronto
como sea posible, y adquirid una porción de tierra donde podáis
tener un huerto, donde vuestros hijos puedan ver crecer las flores
y aprender de ellas lecciones de sencillez y pureza”.—
Mensajes
Selectos 2:408, 409 (1903)
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