Página 781 - El Deseado de Todas las Gentes (1955)

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Apéndice
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suprime la palabra “que,” vocablo que no existe en el original griego,
el texto dice: “De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso.”
Entonces no hay falta de armonía entre este pasaje y la declaración
ulterior de Cristo de que todavía no había ascendido al Padre.
Nota 5. Página 732—Vale la pena notar que seis de las ocho
menciones del primer día de la semana en el Nuevo Testamento se
refieren al mismo día, el día que nuestro Señor resucitó. Los pasajes
que lo mencionan son los siguientes:
Mateo 28:1
;
Marcos 16:2,
9
;
Lucas 24:1
;
Juan 20:1, 19
. Es extraño que estos pasajes que se
refieren al día de la resurrección de nuestro Señor, sean citados en
prueba de que se deba descansar el domingo o tenerlo por día del
Señor. Las siguientes consideraciones demuestran claramente que
dichos textos no suministran prueba alguna de que el primer día
tenga un carácter sagrado:
1: Ni en estos pasajes ni en el contexto de cualquiera de ellos
se declara, como no se declara tampoco en ninguna otra parte de
la Biblia, que el domingo sea día de reposo o día del Señor, ni día
sagrado, ni que hubiese de reemplazar al sábado de Jehová. Por
cierto que a quien observe el domingo como día santo, o en honor
de la resurrección, el Señor podría preguntar, como preguntó antaño:
“¿Quién demandó esto de vuestras manos?”
2. Dicen los eruditos bíblicos que Mateo escribió su Evangelio
de siete a treinta años después de la resurrección; Marcos escribió su
Evangelio treinta años después; Lucas escribió el suyo treinta y dos
años después; y Juan unos sesenta años después de la resurrección.
Pero ninguno de estos escritores designa el domingo con otra ex-
presión que “primer día de la semana,” mientras que el día anterior
es uniformemente llamado por el nombre sagrado de “sábado.” Por
cierto que los escritores inspirados no conocieron cambio alguno de
día de reposo.
3. Que ese día no se celebraba en honor de Cristo resucitado es
evidente por el hecho de que los discípulos “no creían” que hubiese
resucitado, ni aun después que se lo dijera María.
Marcos 16:11
.
Tampoco creían los discípulos la historia de los dos que habían visto
a Jesús en Emaús.
Vers. 12, 13
. Y cuando nuestro Señor apareció
a los once, “ellos espantados y asombrados, pensaban que veían
espíritu” (
Lucas 24:37
), y nuestro Señor “censuróles su incredulidad
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y dureza de corazón, que no hubiesen creído a los que le habían