Capítulo 12—Lo que impide la reforma
Hasta cierto punto la Biblia ha sido introducida en nuestras escuelas
y se han hecho algunos esfuerzos en el sentido de la reforma; pero es
muy difícil adoptar principios rectos después de haber estado acos-
tumbrado por tanto tiempo a los métodos populares. Las primeras
tentativas para cambiar las viejas costumbres acarrearon pruebas
severas para aquellos que querían andar en el camino señalado por
Dios. Se han cometido errores, de los que han resultado grandes
pérdidas. Ha habido obstáculos que tendieron a hacernos andar en
direcciones comunes y mundanales y a impedirnos que comprendié-
semos los principios de la educación verdadera. A los inconversos
que miran las cosas desde las bajas regiones del egoísmo, de la in-
credulidad y de la indiferencia, los principios y métodos correctos
les parecieron erróneos.
Algunos maestros y administradores, convertidos sólo a medias,
son piedras de tropiezo para otros. Ceden en algunas cosas y hacen
reformas a medias; pero cuando sobreviene mayor conocimiento,
rehusan avanzar, prefiriendo trabajar de acuerdo con sus propias
ideas. Al hacer esto están tomando y comiendo de aquel árbol de
conocimiento que coloca a lo humano por encima de lo divino.
“Ahora pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad;
y quitad de en medio los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres
de esotra parte del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os
parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses
a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron de esotra
parte del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis:
que yo y mi casa serviremos a Jehová”. “Y acercándose Elías a
todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de
él. Y el pueblo no respondió palabra”.
Josué 24:14, 15
;
1 Reyes
18:21
. Hubiéramos superado por mucho nuestra presente condición
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espiritual si hubiésemos avanzado a medida que nos llegaba la luz.
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