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Capítulo 67—Los jóvenes como misioneros
Los jóvenes que desean entrar en el campo como ministros o
colportores, deben recibir antes un grado adecuado de preparación
mental, como también una preparación especial para su vocación.
Los que no son educados, preparados y refinados, no están listos
para entrar en el campo donde personas de poderosa influencia por
sus talentos y educación combaten contra las verdades de la Palabra
de Dios. No pueden tampoco arrostrar con éxito las extrañas formas
del error, religiosas y filosóficas combinadas, cuyo desenmascara-
miento requiere conocimiento tanto de la verdad científica como de
la bíblica.
Especialmente los que tienen el ministerio en vista, necesitan
sentir la importancia del método bíblico en la preparación ministerial.
Han de participar cordialmente en el trabajo y, mientras estudian en
las escuelas, aprender del gran Maestro su mansedumbre y humildad.
Un Dios que cumple su pacto ha prometido que en respuesta a la
oración su Espíritu será derramado sobre los que aprenden en la
escuela de Cristo, para que puedan ser ministros de justicia.
Hay que hacer un trabajo duro para desalojar de la cabeza el error
y las falsas doctrinas, con el propósito de que la verdad y la religión
de la Biblia puedan hallar cabida en el corazón. Los colegios fueron
establecidos entre nosotros como un medio ordenado por Dios para
educar a los jóvenes para los diversos departamentos de la labor
misionera. Es voluntad de Dios que formen no sólo unos pocos
obreros, sino muchos. Pero Satanás, que está resuelto a derrotar este
propósito, ha conseguido muchas veces para sí a aquellos a quienes
Dios quería preparar para los puestos de utilidad en su obra. Son
muchos los que trabajarían si se les invitase a servir, y salvarían sus
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almas trabajando. La iglesia debe sentir su gran responsabilidad por
ocultar la luz de la verdad y restringir la gracia de Dios dentro de sus
propios y estrechos límites, cuando el dinero y la influencia debieran
emplearse copiosamente para enviar personas competentes al campo
misionero.
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