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La Educación
yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; ¡pero te
reprenderé y las pondré delante de tus ojos!
“De nuevo alcé mis ojos y tuve una visión: Vi un rollo que
volaba. Me preguntó: “¿Qué ves?” Respondí: “Veo un rollo que
vuela, de veinte codos de largo y diez codos de ancho”. Entonces
me dijo: “Esta es la maldición que se extiende sobre la faz de toda
la tierra; porque todo aquel que hurta (según está escrito en un lado
del rollo) será destruido; y todo aquel que jura falsamente (como
está del otro lado del rollo) será destruido. Yo la he enviado, dice
Jehová de los ejércitos, para que entre en la casa del ladrón y en la
casa del que jura falsamente en mi nombre; permanecerá en medio
de su casa y la consumirá junto con sus maderas y sus piedras”
La ley de Dios condena a todo aquel que práctica la maldad.
Esta puede desatender su voz, tratar de acallar su advertencia, pero
es en vano. A todas partes lo sigue. Se hace oír. Perturba su paz. Si
no le presta atención, lo persigue hasta el sepulcro. Da testimonio
contra él en el juicio. Como fuego inextinguible, consume al fin el
alma y el cuerpo. “Porque ¿qué aprovechará al hombre ganar todo
el mundo, si pierde su alma?
Este asunto requiere la consideración de todo padre, maestro y
alumno, de todo ser humano, joven o viejo. No puede ser perfecto o
completo ningún proyecto de negocios o plan de vida que abarque
únicamente los pocos años de la vida actual y no haga provisión
para el futuro eterno. Hay que enseñar a los jóvenes a considerar
la eternidad al hacer sus cálculos. Hay que enseñarlos a escoger
los principios y buscar los bienes eternos, a acumular para sí aquel
“tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni
polilla destruye
a conquistar amigos “por medio de las riquezas
injustas”, para que cuando estas falten, aquellos os “reciban en las
moradas eternas
Todos los que hacen esto, se están preparando de la mejor manera
posible para la vida en este mundo. Nadie puede acumular tesoro en
el cielo, sin descubrir que de esa manera se enriquece y ennoblece
su vida en la tierra.
“La piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida
presente, y de la venidera
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