Evitad una preocupación inútil, 16 de abril
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de
comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de
vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido?
Mateo 6:25
.
Si tratáis de hacer lo mejor, no fatiguéis vuestro cuerpo y vuestra
mente con los cuidados de esta vida. No malogréis vuestra experiencia
religiosa por las preocupaciones, sino confiad en que el Señor trabajará
por vosotros y hará por vosotros lo que no podéis hacer por vosotros
mismos. La vida es más que el alimento, y el cuerpo es más que el
vestido.
Hay mucha preocupación innecesaria, mucha angustia mental, por
cosas inevitables. El Señor quisiera que sus hijos pusieran su confianza
plenamente en él. Nuestro Señor es un Dios justo y recto; sus hijos debe-
rían estarle agradecidos por su bondad y su justicia en las cosas grandes
y pequeñas de la vida. Los que acarician el espíritu de preocupación y
de queja se rehúsan a reconocer su mano guiadora.
La ansiedad innecesaria es una cosa insensata y nos incapacita para
ocupar una posición aceptable delante de Dios. Cuando el Espíritu Santo
entra en el alma no habrá deseo de quejarse y murmurar por no tener
todo lo que queremos. Más bien, agradeceremos a Dios de todo corazón
por las bendiciones que tenemos...
Hay una bendición que pueden tener todos los que la buscan en
la debida forma. Es el Espíritu Santo de Dios, y es una bendición tal
que trae otras bendiciones consigo. Si acudimos a Dios como niñitos
pidiéndole su gracia, poder y salvación, no para nuestro ensalzamiento,
sino para ser una bendición para los que nos rodean, nuestras peticiones
no serán negadas. Estudiemos, pues, la Palabra de Dios para saber cómo
aferrarnos de sus promesas reclamándolas como nuestras. Entonces
seremos felices. El enemigo no podrá destruir nuestra paz.—
Manuscrito
15, 1912
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