Página 134 - En los Lugares Celestiales (1968)

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La demanda del padre celestial, 1 de mayo
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y
guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos
y a sus hijos les fuese bien para siempre!
Deuteronomio 5:29
.
Dios mantiene una relación paternal con su pueblo, y como Padre
exige nuestro servicio fiel. Mirad la vida de Cristo. A la cabeza de la
humanidad, sirviendo a su Padre, es un ejemplo de lo que cada hijo debe
y puede ser. La obediencia de Cristo es la que Dios requiere hoy de los
seres humanos. Él sirvió a su Padre en amor, voluntaria y libremente. “El
hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi
corazón”.
Salmos 40:8
. Cristo no consideró ningún sacrificio demasiado
grande, ningún trabajo demasiado pesado para cumplir la obra que había
venido a hacer. A los doce años dijo: “¿No sabíais que en los negocios
de mi Padre me es necesario estar?”
Lucas 2:49
. Había oído el llamado y
había emprendido la tarea. “Mi comida”, dijo, “es que haga la voluntad
del que me envió, y que acabe su obra”.
Juan 4:34
.
Así debemos servir a Dios. Solamente sirve el que alcanza el más
elevado nivel de obediencia. Todos los que quieren ser hijos de Dios se
demostrarán colaboradores con Cristo y Dios y los ángeles celestiales.
Esta es la prueba para toda alma...
El gran propósito de Dios en la ejecución de sus providencias es
probar a los hombres, darles una oportunidad de desarrollar el carácter.
Así prueba si son o no obedientes a sus órdenes. Las buenas obras no
compran el amor de Dios, sino que revelan que poseemos ese amor...
Hay solamente dos clases de personas en el mundo hoy y solamente
dos serán reconocidas en el juicio: los que violan la ley de Dios y los
que la obedecen. Cristo nos da la norma de nuestra lealtad o deslealtad.
“Si me amáis”, dice, “guardad mis mandamientos”.
Juan 14:15
.—
The
Review and Herald, 23 de junio de 1910
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