Una camaradería divino-humana, 30 de mayo
Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender, y
aprenderé tus mandamientos.
Salmos 119:73
.
El organismo humano es hechura de Dios. Los órganos empleados en
todas las diferentes funciones del cuerpo fueron hechos por él. El Señor
nos da alimento y bebida para satisfacer las necesidades del cuerpo.
Él ha dado diferentes propiedades a la tierra aptas para el crecimiento
del alimento para sus hijos. Da la luz solar y las lluvias, temprana y
tardía. Forma las nubes y envía el rocío. Todos éstos son dones suyos. Ha
extendido liberalmente sus bendiciones sobre nosotros. Pero todas estas
bendiciones no restaurarán su imagen moral a menos que cooperemos
con él, haciendo decididos esfuerzos por conocernos a nosotros mismos,
por entender cómo cuidar de la delicada maquinaria humana. El hombre
debe ayudar diligentemente a guardarse a sí mismo en armonía con las
leyes de la naturaleza. El que coopera con Dios en la obra de guardar en
orden la maravillosa maquinaria, el que consagra a Dios sus facultades...
permanece en su virilidad dada por Dios y está registrado en los libros
del cielo como un
hombre
.
Dios ha dado al hombre tierra para ser cultivada. Pero para cosechar
debe haber una acción armónica entre los agentes divino y humano. Hay
que usar a su tiempo el arado y otros implementos. Debe sembrarse la
semilla a su tiempo. El hombre no debe dejar de hacer su parte... La
cosecha estará en proporción a la energía que él puso.
Así ocurre con las cosas espirituales... Debe haber una camaradería,
una relación divina entre el Hijo de Dios y el pecador que se arrepiente.
Somos hijos e hijas de Dios, “Mas a todos los que le recibieron ... les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios.
Juan 1:12
. Cristo da la misericordia
y gracia abundantemente a todos los que creen en él... Pero debemos
hacer nuestra parte aceptando la bendición con fe.—
The Signs of the
Times, 27 de febrero de 1901
.
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