Página 201 - En los Lugares Celestiales (1968)

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Cuidando el templo del cuerpo, 4 de julio
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy
maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
Salmos 139:14
.
Dios nos ha dado facultades mentales y físicas que es el deber de
todos conservar en las mejores condiciones. Si algunos debilitan sus
facultades mediante la indulgencia del apetito, disminuyen su capacidad
de influencia haciéndose imperfectos. Solamente mediante la costosa
ofrenda hecha en la cruz del Calvario podemos comprender el valor del
alma humana. Somos colocados en terreno ventajoso mediante el poder
redentor de Jesucristo para tener libertad del yugo del pecado que fue
obrado por la caída de Adán.—
Carta 90, 1898
.
Debemos aprovechar al máximo las capacidades y talentos que Dios
nos ha prestado. Todos los que están debilitando y destruyendo las facul-
tades físicas, mentales y morales, con una alimentación y una manera de
vestir pecaminosa y la violación de las leyes de la salud en todo respecto,
deberán rendir cuenta a Dios por todo el bien que podrían haber hecho si
hubiesen observado las leyes de la salud en vez de practicar la compla-
cencia propia y de ser descuidados e irreflexivos en cuanto a la morada
en que viven... Dios dice: “Vosotros no sois vuestros”. Sois propiedad
de Dios. Vuestro rescate costó la vida del Hijo de Dios ... Todos deben
considerar la magnitud del sacrificio hecho. La Majestad del cielo, el
Rey de gloria quiere que hombres y mujeres le den su servicio de todo
corazón.
Hay un significado muy profundo en las palabras del apóstol Pablo:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que pre-
sentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que
es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transfor-
maos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Romanos 12:1, 2
... Nuestro sacrificio debe ser santo y sin mancha. Este
es el servicio racional de cada uno. Somos hechura de Dios, el edificio
de Dios.—
Ibid
.
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