“No os conforméis” 30 de octubre
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la
renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos
12:2
.
Cristo nunca enseña a sus seguidores que formulen votos que los
unan con los que no tienen vinculación con Dios...
Entre el hombre mundano y el que es fiel servidor de Dios existe
un gran abismo. Sobre los más importantes asuntos—Dios y la verdad
y la eternidad—sus pensamientos y afectos y sentimientos no están en
armonía. Una clase está madura como trigo del granero de Dios, la otra
como cizaña para el fuego de la destrucción. ¿Cómo puede haber unidad
de propósito o de acción entre ellas? ...
Debemos cuidarnos de dar rienda suelta a un espíritu de fanatismo e
intolerancia. No debemos permanecer apartados de otros, con un espíritu
que parece decir: “No te acerques a mí, porque soy más santo que
tú”. No debemos encerrarnos en nosotros mismos, lejos de nuestros
semejantes, sino que debemos tratar de impartirles la preciosa verdad
que ha santificado nuestros corazones...
Pero si somos cristianos y tenemos el espíritu de Aquel que murió
para salvar a los hombres de sus pecados, amaremos las almas de nuestros
semejantes de tal manera que no fomentaremos sus pecaminosos placeres
con nuestra presencia e influencia... Tal proceder, lejos de beneficiarlos,
podría sólo ser causa de que dudaran de la realidad de nuestra religión...
Deberíamos estar firmemente arraigados en la convicción de que en
todo lo que en cualquier sentido se desvíe de la verdad y la justicia en
nuestra asociación y compañía con los hombres, no nos puede beneficiar
y deshonra grandemente a Dios.
La obra de Dios para la salvación de la familia humana es una
obra de suprema importancia que debe ser llevada adelante en nuestro
mundo.—
The Review and Herald, 25 de agosto de 1910
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