Fieles a nuestro nombre, 20 de febrero
El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1
Juan 2:6
.
Nosotros llevamos el nombre de cristianos. Seamos fieles a este
nombre. Ser cristiano significa ser semejante a Cristo. Significa seguir a
Cristo en la abnegación, llevando en alto su bandera de amor, honrándolo
con palabras y actos altruistas. En la vida del verdadero cristiano no
hay nada del yo: el yo está muerto. No había egoísmo en la vida que
Cristo vivió en esta tierra. Llevando nuestra naturaleza, vivió una vida
plenamente entregada al bien de los demás. Los seguidores de Cristo
deben ser puros y verdaderos en palabras y acciones. En este mundo—un
mundo de iniquidad y de corrupción—los cristianos deben revelar los
atributos de Cristo. Todo lo que hagan y digan deberá estar desprovisto
de egoísmo...
Dice el gran apóstol de los gentiles: “Y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
Gálatas 2:20
.
Por la fe Pablo se apropió de la gracia de Cristo, y esta gracia suplía las
necesidades de su alma. Por la fe recibió el don celestial y lo impartió a
las almas que anhelaban la luz. Esta es la experiencia que necesitamos...
Orad por esta fe. Luchad por obtenerla. Creed que Dios os la dará a
vosotros...
Si queremos morir al yo, si queremos ampliar nuestra idea de lo que
Cristo puede ser para nosotros y lo que nosotros podemos ser para él,
si queremos unirnos el uno con el otro en los lazos del compañerismo
cristiano, Dios obrará a través de nosotros con gran poder. Entonces
seremos santificados mediante la verdad. Seremos de veras elegidos por
Dios y dirigidos por su Espíritu. Cada día de vida será precioso para
nosotros, porque veremos en él una oportunidad para usar los dones que
se nos han confiado para la bendición de otros.—
The Review and Herald,
30 de mayo de 1907
.
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