Irreprensibles, 24 de febrero
Para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e
irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que
son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Filipenses 1:10, 11
.
El Señor no pide cosas imposibles a sus criaturas finitas... Nuestra
gran necesidad es el poder de una vida más elevada, más pura, más noble.
El pueblo de Dios debe llenarse de santo gozo cuyos rayos alumbren el
sendero de otros. ¡Qué poder, qué paz, qué gozo puede tener el alma que
está unida con Cristo! El esplendor divino es revelado a aquellos que
tienen comunión con Aquel que es la fuente de poder.
Poco sabemos de la paz, la felicidad y el gozo del cielo. Necesitamos
más eficiencia. Necesitamos recibir de Cristo el agua de la vida para que
sea en nosotros una fuente de agua que refresque a todos los que entran
en la esfera de nuestra influencia...
En nuestro bautismo nos comprometimos a romper con Satanás y sus
agentes y a poner alma, mente y corazón en la obra de extender el reino
de Dios. Todo el cielo está trabajando para este fin. El Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo están empeñados en cooperar con los instrumentos
humanos santificados. Si somos fieles a nuestros votos, está abierta
para nosotros una puerta de comunicación con el cielo: una puerta que
ninguna mano humana o agente satánico podrá cerrar...
Cristo es la fuente de luz y vida... Es su propósito que los seres
humanos, purificados y santificados, sean su mano ayudadora. Él nos
lleva ante el trono de Dios y nos da una oración para ofrecerle a él.
Cuando vivimos esa oración somos llevados a un contacto íntimo con
Cristo; a cada paso tocamos su poder viviente. Él pone en operación
los agentes omnipotentes del cielo en favor nuestro.—
The Review and
Herald, 17 de mayo de 1906
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