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Las ciudades
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cimiento salvador de sus preciosos principios porque no se realizan
esfuerzos fervientes y perseverantes para llegar a esta clase de gente
donde ellos se encuentran.—
Counsels to Writers and Editors, 14
(1909)
.
Ahora debe proclamarse el mensaje del tercer ángel, no solo en
tierras distantes, sino [también] en lugares descuidados que están
cerca, donde moran multitudes que no han sido amonestadas ni
salvadas. Nuestras ciudades en todas partes necesitan que los siervos
de Dios hagan una labor ferviente y entusiasta.—
The Review and
Herald, 17 de noviembre de 1910
.
No todos pueden abandonar las ciudades todavía
Siempre que se pueda, es deber de los padres establecer un hogar
en el campo para beneficiar a sus hijos.—
El hogar adventista, 125
(1906)
.
A medida que transcurra el tiempo, cada vez será más necesa-
rio que nuestro pueblo salga de las ciudades. Durante años hemos
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recibido la instrucción de que nuestros hermanos y hermanas, y
especialmente las familias con hijos, deberán planear salir de las
ciudades a medida que puedan hacerlo. Muchos tendrán que trabajar
laboriosamente para ayudar a abrir el camino. Pero hasta que sea
posible salir, durante todo el tiempo que permanezcan en ellas, debe-
rían ocuparse activamente en el trabajo misionero, por muy limitada
que sea su esfera de influencia.—
Mensajes Selectos 2:413 (1906)
.
Está aumentando la maldad en nuestras ciudades y cada vez
resulta más evidente que aquellos que permanecen en ellas innece-
sariamente, arriesgan la salvación de su alma.—
Country Living, 9
(1907)
.
Ciudades y pueblos están sumidos en el pecado y la corrupción
moral, aunque hay hombres como Lot en cada Sodoma.—
Joyas de
los Testimonios 2:417 (1900)
.
En las ciudades se necesitan escuelas, iglesias y restaurantes
Mucho más se puede hacer para salvar y educar a los niños de
los que en la actualidad no pueden salir de las ciudades. Este es un
asunto digno de nuestros mejores esfuerzos. En las ciudades han