Los engaños satánicos de los últimos días
133
segunda vez. Ciertamente se transformará en un ángel de luz. Pero
aunque ostentará la apariencia de Cristo en cada detalle, en lo que
abarca la mera apariencia, no engañará a nadie sino a aquellos que,
como Faraón, están tratando de resistir la verdad.—
Testimonies for
the Church 5:698 (1889)
.
El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que
el mismo Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que la iglesia
profesa esperar el advenimiento del Salvador como consumación de
sus esperanzas. Pues bien, el gran engañador simulará que Cristo
habrá venido. En varias partes de la tierra, Satanás se manifestará
a los hombres como ser majestuoso, de un brillo deslumbrador,
parecido a la descripción que del Hijo de Dios da San Juan en el
Apocalipsis.
Apocalipsis 1:13-15
. La gloria que le rodee superará
cuanto hayan visto los ojos de los mortales. El grito de triunfo
repercutirá por los aires: “¡Cristo ha venido!” “¡Cristo ha venido!”
El pueblo se postrará en adoración ante él, mientras levanta sus
manos y pronuncia una bendición sobre ellos como Cristo bende-
[140]
cía a sus discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y
acompasada aunque llena de melodía. En tono amable y compasivo,
enuncia algunas de las verdades celestiales y llenas de gracia que
pronunciaba el Salvador; cura las dolencias del pueblo, y luego, en
su fementido carácter de Cristo, asegura haber mudado el día de
reposo del sábado al domingo y manda a todos que santifiquen el día
bendecido por él.—
Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos,
682 (1911)
.
Satanás pretende contestar las oraciones de los santos
Satanás ve que está por perder su caso. No puede arrastrar al
mundo entero tras sí. Hace un último esfuerzo desesperado para
vencer a los fieles mediante el engaño. Lo hace personificando a
Cristo. Se viste con los mantos de la realeza que han sido descritos
en forma precisa en la visión de Juan. Tiene poder para hacerlo.
Aparecerá ante sus engañados seguidores—el mundo cristiano que
no recibió el amor de la verdad sino que tuvo placer en la injusticia
(la transgresión de la ley)—como Cristo viniendo por segunda vez.
Se proclama a sí mismo como Cristo, y la gente cree que es
Cristo, un ser hermoso, majestuoso, vestido con esplendor, con voz